La votación del Senado de Estados Unidos (EEUU), que anula la habilitación del ingreso de la carne paraguaya, es una muestra muy clara de lo que sucede cuando las consideraciones políticas intervienen sobre el comercio y los procesos técnicos.

A veces pueden estar disfrazadas de protección a grupos sociales, otras veces de preocupaciones ambientales o medidas sanitarias pero siempre, en el fondo, serán barreras artificiales al comercio.

Los impulsores de esta iniciativa restan validez al largo proceso realizado por Paraguay para lograr la habilitación de ingreso y, sin ninguna evidencia basada en ciencia, toman decisiones con la excusa de una simple sospecha y niegan el acceso a la carne paraguaya al mercado norteamericano.

En este caso la decisión del Senado muestra que las presiones internas están por encima de muchas otras consideraciones, especialmente en años electorales.

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