La nueva campaña agrícola avanza a buen ritmo en Estados Unidos, mientras que Sudamérica se encuentra con una oferta abundante de granos tras la cosecha récord de soja brasileña y al mismo tiempo se prepara para iniciar la siembra de los cultivos de verano en los próximos meses.
Para el maíz, la situación es opuesta: la superficie sembrada fue revisada al alza.
En agosto, el USDA reportó 39,38 millones de hectáreas, lo que supone un incremento del 2,1% respecto a la estimación previa y un 7,4% más que en la campaña anterior. En términos de desarrollo, el 97 % del área ya alcanzó la etapa de espigado. En lo que respecta a la condición de los cultivos, el 71% de las parcelas se clasifican como buenas a excelentes, frente al 67% registrado un año atrás.
La decisión de sembrar más maíz que soja se explica, en gran parte, por la incertidumbre comercial generada con la nueva administración de Trump, ante los aranceles impuestos a sus principales socios comerciales y compradores claves de materias primas como soja y maíz. Cabe mencionar que EE.UU. exporta alrededor del 40 % de su cosecha de soja, mientras que los envíos de maíz apenas representan el 15% de su producción.
En materia de existencias, el USDA proyecta que los stocks de soja aumenten un 3,9 % interanual, alcanzando 10,24 millones de toneladas adicionales. En contrapartida, las existencias de maíz se estiman en 117,95 millones de toneladas, lo que implica una caída del 7,1 % respecto al ciclo anterior. A nivel global, las existencias finales de maíz se ubican en 282,54 millones de toneladas, el nivel más bajo de la última década, a pesar de la cosecha récord proyectada en EE.UU. y de la amplia oferta proveniente de Brasil.
Soja brasileña