La producción agraria sigue creciendo e impulsando el desarrollo de pequeños productores en todo el país. Este es el caso de Rosalino Ramírez, nativo de la comunidad Mbya Guaraní, quien celebra los frutos de su propia chacra.

“Agradezco a la Coordinadora Agrícola del Paraguay y a la empresa Bayer que me entregó varias semillas para mi pequeña chacra”, dice Rosalino.

A fin de aprovechar al máximo las bondades del campo, este pequeño productor trabajó su tierra y plantó varias semillas que le permitieran diversificar su producción.

Como resultado de su entrega y dedicación, obtuvo pequeñas parcelas de maíz y de mandioca, entre las cuales también crecen frutos como sandía, melón, entre otros.

“Quizás no es mucho, pero para alimentarnos ya es bastante”, cuenta orgulloso. Aunque la escasez de lluvia representó un desafío constante, sus cultivos son resistentes y ya empezó a recoger los primeros frutos de su producción. El trabajo agrícola no solo le brinda una fuente para el consumo, también acerca otras oportunidades de sustento a través de la comercialización en pequeña escala.

Rosalino es uno de los tantos casos de éxito de pequeños productores que subsisten de forma digna y se desarrollan, en lo personal y profesional, a través del cultivo de sus tierras. Además, se insertan en un ecosistema formal que les permiten ser beneficiarios de proyectos agrícolas e integrar agrupaciones de productores que trabajan por el crecimiento sostenido del sector.

El apoyo a los pequeños productores es el cimiento para que las comunidades rurales prosperen, se produzcan más y mejores alimentos y se fortalezca toda la cadena productiva.

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