La inteligencia artificial es una fuente emergente de productividad y crecimiento económico que también está transformando el empleo y la inversión. La IA tiene el potencial de aumentar el ritmo promedio de crecimiento económico global anual según los escenarios de un reciente análisis elaborado por técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI), incluido en las Perspectivas de la economía mundial de abril de 2025 del mencionado organismo multilateral.
Sin embargo, la IA requiere cada vez más electricidad para los centros de datos que la hacen posible. La consiguiente sobrecarga de las redes eléctricas tiene importantes implicaciones para la demanda mundial de electricidad.