Eduardo Raúl Soverina, joven emprendedor (Foto/Gentileza)

Un joven emprendedor que supo aprovechar la oportunidad de salir adelante y dar trabajo a otras personas, con la elaboración de una línea de productos hechos a base de la abundancia de nuestra tierra, es Eduardo Raúl Soverina, con la microempresa «Tu Kokue-Agroecológico».  Recientemente suscribió un acta compromiso de sostenibilidad de su emprendimiento con el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), que a través del Programa Competitividad de las MIPYMES (PCM), desarrollado por el Viceministerio de MIPYMES.

El microempresario, del distrito de Luque, fue seleccionado en la edición 2020 para recibir asistencia en bienes de capital y acompañamiento técnico por espacio de dos años, con miras al crecimiento y desarrollo, apuntando a la expansión a nuevos mercados y aumento de la producción. El joven fue elogiado por el ministro Luis Alberto Castiglioni, el pasado viernes 16 de julio, por el trabajo que realiza.

El ministro Castiglioni lo definió como un verdadero ejemplo y modelo de la cultura del trabajo, al llevar adelante su idea de negocio, en medio de muchas dificultades. «La cultura del trabajo, es la única cultura que hace que una persona prospere, se desarrolle integralmente en la vida con dignidad y le permita ser dueño de su destino. Es este caso, tenemos a un verdadero modelo de la cultura del trabajo, con todos sus socios y colaboradores», puntualizó el titular del MIC, en el acto de firma del acta compromiso.

Al hablar de sus inicios, Soverina recuerda con orgullo que nació en el seno de una familia de trabajadores, y que desde muy joven aprendió a tomarle cariño a todo quehacer. «Yo nací en una familia donde siempre todos hicimos de todo, y luego trabajé en más 20 cosas diferentes, en cocina, electricidad, mantenimiento, construcción, plomería. Viví en varios países, con la idea ahorrar dinero para poder estudiar, y siempre trabajando y con experiencias enriquecedoras», nos comenta el emprendedor.

De calificador en obras a salsas y dulces 

El microempresario, que hoy deleita con sus salsas, aderezos, dulces y mermeladas naturales bajo la marca de «Tukokue», en un pasado realizó numerosas tareas que contribuyeron para llegar a desarrollar su propio negocio. «En España era calificador, y no sabía de qué se trataba ese trabajo cuando me contrataron. Fui a una obra, y ahí me dijeron: este es tu nuevo trabajo y tu nueva profesión. Consistía en aislación térmica en caños de PVC. Mi hermano me explicó lo que tenía que hacer y tal cual lo hice», comentó con alegría Eduardo, quien fue a España en el 2007 con la intención de ahorrar y seguir estudiando. «Terminé la carrera de Ingeniería en Ecología Humana en la UNA», dijo al respecto.

De su quehacer actual, menciona que esos alimentos surgen como una suerte de casualidad, teniendo en cuenta que comercializaba productos agroecológicos, frutas y verduras, y a medida que lo hacía, también había excedentes. “Empecé realizando salsas para la casa, luego se extendió a mi familia, amigos y después como era mucha la cantidad de salsa que tenía, empezamos a vender. Y a la gente le gustó, y ahí fuimos a otros productos”, resaltó el micro emprendedor.

«Ahora que tenemos una despulpadora, una máquina que extrae la pulpa de las frutas y de las hortalizas, nos permitirá maximizar el tiempo y mejorar la calidad de pulpa. Antes procesábamos 50 kilos en cuatro horas, y con esta máquina haremos 100 kilos por hora, de tomate. Con el otro equipo, que es una cámara frigorífica, nos permitirá tener la posibilidad de almacenar la pulpa para el año. Las frutas que utilizamos son estacionales, por ejemplo, la frutilla, que podemos comprar y congelar. De la misma manera se procederá con el tomate y el mango, que son propios de una estación del año. Nuestra capacidad de almacenamiento en frio, será de 20 veces más», destaca con respecto a las maquinarias que fueron obtenidas al concursar y salir seleccionado, en el PCM 2020.

«De hecho, nuestra infraestructura está pensada en procesar cuatro veces de lo que estamos haciendo ahora. Estamos con un crecimiento bastante rápido. Hace un año éramos dos personas, ahora somos cinco, y tenemos pensado que, de acá a un año, aumentemos la cantidad de personas trabajando en este emprendimiento», mencionó, orgulloso.

En cuanto a la facturación, señaló que está entre 50 a 60 millones mensuales, y que sus productos están siendo comercializados en la cadena de Casa Rica y Biggies. “En la facturación en estos lugares; se ve un crecimiento importante, también en los otros comercios pequeños tienen un impacto bastante importante”, subrayó.

Eduardo hoy es uno de los referentes en cuanto a productos naturales, sin conservantes ni aditivos, y tampoco contienen saborizantes.

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