Los responsables de las políticas tendrán que lograr un equilibrio difícil entre beneficios y riesgos, protegiendo al mismo tiempo tanto a los consumidores individuales como a la estabilidad financiera.

Hace tres años, Finanzas y Desarrollo, una publicación periódica del Fondo Monetario Internacional (FMI), dedicó un número completo a anticipar la «Revolución del Dinero», impulsada por innovaciones financieras como los criptoactivos. Esa revolución ya está en marcha.

En dicha publicación se analiza las nuevas fronteras de las finanzas, donde la tecnología, los datos y los valores sociales cambiantes están transformando la forma en que las personas y las instituciones mueven dinero y negocian activos financieros, quién proporciona liquidez y dónde se gestan nuevos riesgos. Se recurrió a académicos y responsables políticos para evaluar este panorama complejo y políticamente complejo, que genera entusiasmo y ansiedad a partes iguales.

Las monedas estables (stablecoins) son una de estas fronteras, un tipo de activo digital respaldado por monedas o bonos del Estado. Las empresas de monedas estables han acumulado millones de usuarios a nivel mundial, realizando transacciones transfronterizas 24/7 a un coste muy bajo. La nueva legislación en EE. UU. y otros países podría impulsar aún más su crecimiento. Las monedas estables vinculadas al dólar se han convertido en un salvavidas financiero para las personas en algunas economías con alta inflación. 

Hélene Rey, profesora de la London Business School, evalúa las implicaciones macroeconómicas y geopolíticas de la adopción generalizada de monedas estables denominadas en dólares estadounidenses en todo el mundo. En el lado positivo: pagos transfronterizos más rápidos y económicos. En el lado negativo: riesgo de dolarización (cuando el dólar se utiliza en paralelo con la moneda local), flujos de capital y volatilidad cambiaria, posible debilitamiento del sistema bancario, lavado de dinero y otros delitos financieros. Si bien es difícil pronosticar cómo se desarrollará el uso de esta tecnología, es probable que genere importantes riesgos para la estabilidad financiera, escribe.

Yao Zeng, de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, identifica una posible fuente de riesgo: «El panorama financiero global ha cambiado, pero las reglas se mantienen prácticamente inalteradas». Sitúa las monedas estables en el contexto de cambios más amplios en los mercados financieros. Por ejemplo, las entidades no bancarias con escasa regulación están proporcionando más liquidez. Y los prestamistas recurren cada vez más a la IA y el big data para acelerar la aprobación de préstamos, reducir los requisitos de garantía y llegar a prestatarios que los bancos tradicionales suelen pasar por alto. Una cosa está clara, escribe: «Las monedas estables pueden funcionar bien en épocas de bonanza, pero pueden fallar en situaciones de estrés». 

Las monedas estables son solo una faceta de la revolución. Tanto el sector público como el privado están impulsando la innovación. Algunos gobiernos y bancos centrales han respondido a las iniciativas de pagos privados patrocinando sistemas que responden a la demanda de los consumidores de pagos rápidos y eficientes. Investigadores del FMI examinan el caso de  la Interfaz Unificada de Pagos de la India, que interconecta cientos de bancos, plataformas y aplicaciones y realiza más de 19 000 millones de transacciones al mes.

Al mismo tiempo, los bancos centrales y los supervisores deben hacer frente a la innovación disruptiva. Nuevos participantes, como las fintechs y las grandes tecnológicas, y nuevos productos como las criptomonedas y las monedas estables, están desafiando a las instituciones financieras tradicionales. Iñaki Aldasoro, Jon Frost y Vatsala Shreeti, del Banco de Pagos Internacionales (BIS),  analizan cómo podría evolucionar la competencia entre los nuevos participantes y las empresas tradicionales. Concluyen que las políticas públicas con visión de futuro deben acompañar la innovación radical para lograr los avances más impactantes.

La prevención de la delincuencia es otro ámbito en el que las autoridades públicas deben mantenerse alerta. Desafortunadamente, los delincuentes fueron de los primeros en adoptar las criptomonedas, y todos los sistemas de pago deben equilibrar la privacidad y la velocidad con la necesidad de frenar la evasión fiscal, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. Darrell Duffie de Stanford, y sus coautores presentan un enfoque práctico para anticiparse a la situación.

Debemos mantener una mentalidad abierta respecto a las monedas estables y la innovación financiera. Es evidente que existe un amplio margen de mejora en los sistemas de pago y los mercados financieros en general. Los usuarios lo exigen. La clave reside en equilibrar los riesgos y los beneficios mediante una regulación clara que proteja a los consumidores e inversores y limite las repercusiones. ¿Quién sabe qué nuevas posibilidades abrirán estas innovaciones en el camino?

Fuente: Fondo Monetario Internacional (FMI)

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