La economía de España sigue acaparando titulares y análisis positivos en el exterior. El mercado laboral, los datos de PIB o el modelo de integración parecen haberse convertido en la ‘envidia’ de todo el mundo, menos para los propios españoles, que ven cómo los datos de PIB o empleo que copan esas portadas de diarios americanos, británicos… no sirven para mejorar sus vidas y su poder adquisitivo, que llevan años estancadas. Atendiendo a los fríos datos, la fortaleza del mercado laboral es real en términos de cantidades, puesto que la economía ha generado millones de empleos netos desde la pandemia del covid.

Aunque es justo destacar que los trabajadores no han visto un incremento real (descontando la inflación) de sus salarios, cada vez son más los medios, bancos de inversión, agencias de rating y think tanks que se rinden a esta máquina de crear empleo, alimentada por un modelo de integración que es estudiado y analizado por medio mundo. La capacidad de la economía de España para integrar y absorber a cientos de miles de inmigrantes asombra a instituciones de EEUU y Europa, según publicada hoy jueves 13 de noviembre el diario español El Economista.

Desde The GuardianThe Economist, pasando por JP Morgan o un prestigioso think tank irlandés han destacado el buen funcionamiento de un tándem que visto desde fuera parece perfecto: el modelo migratorio español y un mercado de trabajo que genera mucho empleo en los ciclos expansivos. Estos medios coinciden en que España ha sabido gestionar como nadie este boom migratorio para generar un boom del empleo en sectores que de otra forma presentaría una escasez estructural de mano de obra. La conclusión es que este es un modelo de éxito del que se pueden extraer lecciones, pero que es muy difícil de replicar en otros países por las singularidades de la cultura española.

Aunque medios como The Economist o The Guardian (con el artículo How Spain’s radically different approach to migration helped its economy soar) han dado algunas pinceladas a las claves de este éxito, no fue hasta la publicación de un informe de JP Morgan hace unos meses cuando se empezó a esclarecer desde fuera por qué los extranjeros empiezan a trabajar en España con mucha mayor rapidez, no generan las mismas externalidades negativas que se perciben en otras economías y, además, logran integrarse mucho más rápido, no solo las segundas generaciones, sino también los recién llegados.

Modelo de migración laboral abierto

La historia no termina aquí. Hace una semana, un nuevo análisis realizado desde el Institute of International and European Affairs (IIEA), un prestigioso think tank irlandés, profundiza aún más en la cuestión y se analiza el porqué de este éxito y si sería extrapolable a otros países europeos: «El modelo de migración laboral relativamente abierto de España está intrínsecamente ligado a sus vínculos históricos, lingüísticos y culturales con América Latina. Mientras que otros países, como Italia o Polonia han tratado la migración principalmente como una cuestión de política económica o humanitaria, a partir del año 2000,los responsables políticos españoles comenzaron a abordar la migración desde una perspectiva diferente. Mediante intervenciones políticas, las autoridades españolas dejaron de centrar sus esfuerzos en el control de los flujos migratorios y se enfocaron en la integración de los inmigrantes que llegaban a España», aseguran estos expertos.

Al mismo tiempo, las autoridades han intentado gestionar la afluencia de inmigrantes a través de acuerdos bilaterales con países latinoamericanos, como Colombia, República Dominicana, Ecuador y Perú, entre otros, señalan desde el IIEA. Estos acuerdos de cooperación permitieron el desarrollo de vías legales para la migración laboral, facilitando diversas posibilidades, desde el trabajo en el campo de forma estacional hasta la residencia de larga duración. Todo ello ha venido acompañado de programas de ayuda a la integración a través del sistema educativo (para los hijos de los que vienen) o de la vivienda (con hogares temporales de acogida).

«Las estrategias de integración de España han ido evolucionando aún más con marcos plurianuales como los Planes Estratégicos de Ciudadanía e Integración (2007-2014), cuyo objetivo era promover el acceso de los inmigrantes a la educación, el empleo, la sanidad, la vivienda y los servicios sociales», recalca el análisis del think tank irlandés.

El buen comportamiento laboral

Aunque España es el país con la mayor tasa de paro general de la UE (un 10,45%) y uno de los países de Europa con un mayor porcentaje de población extranjera, cuando se analizan las estadísticas del mercado laboral por lugar de nacimiento, los extranjeros en España presentan una tasa de activad (76,5%) más alta que los nativos (74,5%), mientras que la tasa de paro de los extranjeros que residen en España está por debajo de la de países como Finlandia, Suecia o equiparada a la de Bélgica, según los últimos datos publicados por Eurostat.

No solo eso, cabe recordar desde dónde se viene. La tasa de paro de la población extranjera no nacida en la UE llegó a superar el 38,4% en 2013, en la parte final de la crisis de deuda soberana que afectó sobremanera a España, puesto que el país se vio ‘atropellado’ por la crisis financiera y el estallido de la burbuja inmobiliaria. Hoy,este indicador se encuentra en el 14,5% y cayendo. Esto no es algo de lo que presumir, pero sí deja muy claro que la integración de los extranjeros en España ha sido muy buena (en comparación con el resto) sobre todo si se tiene en cuenta la disfuncionalidad permanente del mercado laboral español.

La clave está en la cultura

«Quizás lo más significativo sea que España ofrece una vía rápida a la ciudadanía para muchos inmigrantes latinoamericanos, que requiere tan solo dos años de residencia legal, en comparación con los diez años que se exigen habitualmente a la mayoría de los inmigrantes. Esta política refleja no solo la afinidad cultural, sino también el deseo de integrar a los inmigrantes latinoamericanos en la sociedad española. Esta tendencia se refleja también en los datos, ya quemás de la mitad de quienes adquirieron la nacionalidad española entre 2009 y 2022 procedían de Latinoamérica», según revela el think tank irlandés.

El emprendimiento es otro ámbito fundamental donde los migrantes están dejando huella. Los migrantes representan aproximadamente el 16% del total de trabajadores autónomos en España, mientras de que de los nuevos autónomos la cifra aún es más espectacular. Además, mientras que tradicionalmente los inmigrantes solían ocupar puestos de baja cualificación, se ha producido un crecimiento significativo en empleos de alta cualificación; en el sector tecnológico y científico, el número de trabajadores inmigrantes se duplicó con creces entre 2018 y 2023.

Estas contribuciones son tangibles. Según el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones de España, los trabajadores extranjeros han ocupado aproximadamente el 45% de los nuevos puestos de trabajocreados en el país desde 2022, y la afluencia de mano de obra migrante ha contribuido a que España supere a gran parte de Europa en el rendimiento económico. Según el Banco de España, la población extranjera contribuyó entre 0,4 y 0,7 puntos porcentuales al crecimiento del PIB per cápita entre 2022 y 2024.

¿Por qué funciona España?

Desde el think tank irlandés señalan que varios factores distinguen el enfoque de España del de algunos de sus vecinos europeos. «El factor común más evidente es la afinidad lingüística y cultural que aportan los migrantes hispanohablantes al país, algo con lo que países como Bélgica, Francia, el Reino Unido y otros están familiarizados. Esta afinidad reduce las barreras culturales y administrativas a la integración y ayuda a explicar por qué los migrantes latinoamericanos se integran con relativa rapidez en un empleo estable y/o obtienen un estatus legal en España».

No obstante, estos expertos añaden que no es el idioma la única clave o factor que ha permitido esta rápida integración en el mercado laboral y en la sociedad. El marco legal y político español también ha evolucionado para ser más flexible y busca dar respuesta a las realidades que viven las personas sobre el terreno. El Plan Greco, entre otras políticas introducidas en la década de 2000, tenía como objetivo facilitar la incorporación de los trabajadores extranjeros al mercado laboral español, simplificando la obtención de permisos de trabajo y reconociendo los nuevos modelos de negocio digitales.

«España ha adoptado estas medidas no solo por benevolencia, sino también por necesidad, al ser uno de los países con mayor envejecimiento domográfico de la UE. A principios de 2023, el país contaba con un 15,5% menos de niños de 0 a 10 años en comparación con 2013. Por otro lado, durante el mismo periodo, el número de personas mayores de 65 años aumentó en 1,4 millones. Esto representó un incremento del 17,4% en tan solo una década. España necesita cientos de miles de nuevos trabajadores al año solo para sostener su sistema de pensiones y sus servicios sociales», sostienen desde el think tank irlandés.

¿Un modelo para Europa?

De modo que si España ha logrado un éxito relativo tan grande, por qué otros países de Europa no copian este modelo, se preguntan los expertos de esta institución. Pues las razones son variadas. Por un lado, no todas las sociedades (a través de sus decisiones políticas) muestras las mismas preferencias ni compartan las mismas características que la sociedad española, que destaca por su tolerancia y apertura.

«La experiencia de España en la gestión de la inmigración ofrece valiosas lecciones para otros países de la UE. Sin embargo, cada país se desenvuelve en su propio contexto cultural y social, y la réplica total puede resultar difícil, imposible o indeseable para otros países de la UE. Pocos estados europeos comparten los vínculos históricos de España con una población migrante numerosa y culturalmente afín. Países como Alemania o Italia podrían tener más dificultades para establecer vías rápidas de nacionalidad o atraer migrantes con lazos culturales y lingüísticos igualmente fuertes», apuntan desde el IIEA.

No obstante, estos expertos creen que el énfasis que España pone en las vías legales, la regularización rápida y organizada, y los programas de integración a nivel local podría enriquecer los debates más amplios de la UE sobre la migración gestionada. Su uso de acuerdos bilaterales para gestionar la migración laboral estacional y de larga duración ha creado alternativas legales y más humanas a las rutas irregulares, un enfoque que sí podría extenderse a toda la UE.

Deficiencias del modelo español

Pese a todo, este modelo de integración también tiene varios ‘fallos’ o externalidades negativas que se están sintiendo en España de forma clara. Desde el IIEA hablan de «deficiencias en el modelo actual que los responsables políticos deberían identificar y considerar». Entre ellas destaca que el aumento de la población migrante ejerce una clara presión sobre el parque de viviendas existente y otros servicios públicos. Esto puede dificultar el acceso a una vivienda asequible en algunas zonas del país. Además, la sostenibilidad del sistema de pensiones sigue siendo incierta.

Aunque la inmigración reduce la tasa de dependencia y las cotizaciones de los inmigrantes a la seguridad social ayudan a equilibrar la población activa y los jubilados, se trata solo de una solución temporal. Muchos de estos trabajadores se jubilarán en España, por lo que se necesitarán medidas adicionales para financiar el estado del bienestar y garantizar una jubilación digna. Además, aunque es cierto que la integración en España está siendo mucho más exitosa que en otras economías como Suecia, Finlandia o Bélgica, el rechazo al que viene de fuera también experimentando un aumento en los últimos años. Todo ello muestra que no hay una solución mágica para resolver el gran invierno demográfico o la escasez estructural de trabajadores.

Fuente: eleconomista.es

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