BBVA va a aprovechar el momento de máximo apetito por el ladrillo español para poner de nuevo a la venta su emblemática torre en Bilbao. Tras varios intentos fallidos, la entidad arrancó a mediados de marzo un nuevo proceso ordenado de venta con el que espera obtener más de 100 millones de euros por este inmueble, según han confirmado a elEconomista fuentes de la propia entidad.
El resto del edificio bilbaíno, que tiene un total de 23.935 metros cuadrados construidos, podría destinarse a distintos usos, como el de oficinas o el hotelero. En cualquier caso, debería someterse a una importante rehabilitación o reforma integral, lo que le posiciona bajo el punto de mira de inversores value added, por la posibilidad de gestión y creación de valor del inmueble y también bajo el foco de inversores más core, al contar con un gran inquilino de referencia.
Por el momento, el emblemático edificio, que comparte manzana con El Corte Inglés y que da arranque a la Gran Vía de Bilbao, una de las zonas comerciales más transitadas de la ciudad, se encuentra vacío y todavía no hay una previsión sobre la fecha de apertura de Primark, que no ha empezado las obras para adaptar el inmueble a la tienda.
Durante la crisis, el banco ha ido reduciendo el número de edificios emblemáticos que tenía en cartera a raíz de la reunificación de buena parte de sus centros operativos en su ciudad financiera de Las Tablas, en Madrid. Así, por ejemplo se deshizo de las Torre BBVA, en la zona empresarial de Azca, en Nuevos Ministerios, y de algunos edificios situados en las calles de Goya, Alcalá y la Gran Vía de Hortaleza, entre otras, a cambio de los terrenos para construir su nueva sede operativa en la capital.
En proceso de saneamiento de su balance
BBVA se encuentra en un proceso para sanear casi completamente su balance de activos tóxicos adjudicados por impagos de créditos. Esta misma semana, ha recibido el placet para traspasar inmuebles valorados en 13.000 millones a una firma del fondo Cerberus. Esta operación reducirá al entorno de los 4.000 millones la cartera de activos problemáticos del grupo que preside Francisco González. Pese a este recorte de los improductivos la entidad espera que en 2018 su cartera inmobiliaria aún le reporte pérdidas de 100 millones.
Fuente: El Economista