Guido Sandleris es el nuevo presidente del Banco Central en reemplazó a Luis Caputo que estuvo al frente de la entidad unos tres meses. El nuevo guardían del peso argentino dijo que es un honor para él asumir la presidencia del Banco Central de la República Argentina y agradeció la confianza que el Presidente Macri tuvo en su persona para encarar esta nueva etapa, según un comunicado oficial difundido por el diario Clarín.
Luego mencionó un cometido más específico para su labor: “El objetivo principal del Banco Central es reducir la inflación”. En tres semanas Sandleris enfrentará ese test: será cuando el Indec publique la cifra de septiembre. Elypsis estima 7% para ese mes.
Pero antes le espera otra prueba: estabilizar el dólar. Pero no de cualquier modo, sino tal cual estipule el acuerdo que su ex jefe Nicolás Dujovne anhela anunciar esta tarde según adelantó desde Nueva York el propio ministro de Economía el martes.
El stand by que Economía busca anunciar establecería una banda de flotación entre dos valores entre los cuáles oscilaría el precio del dólar, dejando así atrás la experiencia de tipo de cambio flotante que había firmado Federico Sturzenegger en junio.
Sandleris asume la conducción de la autoridad monetaria luego de trabajar junto a Dujovne en el ministerio desde 2017. Desde mediados de año fue su viceministro. Antes trabajó en la Reserva Federal de Minneapolis, el Banco Central de Chile y el propio FMI.
El actual número uno del BCRA fue un negociador clave con el organismo en estos meses. Primero en las conversaciones que transcurrieron en mayo y desembocaron en el stand by de US$ 50.000 millones anunciado en junio. Luego, y más acá, por las negociaciones del actual acuerdo que incluirá un monto extra del FMI a los US$ 50.000 millones.
Macri, confiado
“Estoy convencido que hemos designado un muy buen profesional”, indicó Mauricio Macri sobre la figura de Sandleris. Y agregó: “Era parte del equipo y tiene el respeto y ha negociado el nuevo acuerdo con el FMI. No como le tocó a Caputo”.
El Presidente se refirió de ese modo a la incomodidad que el ex titular del banco manifestaba últimamente hacia adentro y a la hora de frenar la tensión cambiaria con las herramientas que había firmado su antecesor en el cargo. Concretamente, bajo aquel documento, la Argentina debía cumplir una meta de reservas: si la autoridad monetaria utilizaba las divisas para morigerar las fluctuaciones del tipo de cambio, aumentaban así las chances de incumplir el programa según la visión de Caputo.