Alemania asume que el invierno será largo y duro, justo después del supuesto sabotaje a los gasoductos Nord Stream, que facilitan la importación de gas ruso. Berlín ha diseñado un plan de emergencia dotado de 200.000 millones, que abordará desde topes al precio de electricidad y gas, hasta ayudas a empresas. El Gobierno utilizará el antiguo fondo de la pandemia. La austeridad y disciplina fiscal quedan de nuevo aparcadas, ante el nuevo desafío. Alemania vuelve a endeudarse, por 200.000 millones, y esta vez en plena escalada de tipos de interés, según informó hoy jueves El Economista.

La pandemia de coronavirus forzó a Alemania a suspender temporalmente la sagrada regla de oro de gasto, la Schwarze Null, el sacrosanto déficit cero. Dos años después, el país no ha vuelto a la norma, que fue ejemplarizante para países como Italia, España o Grecia, en 2012. La ausencia del Schwarze Null se ha convertido en una gatera para el próximo desafío y engordar el endeudamiento de Alemania.

El canciller alemán, Olaf Scholz, ha anunciado un nuevo plan de emergencia para el invierno. Ya se acumulan varios, según se agudiza la crisis energética y política con Rusia. Scholz ha avanzado un paquete de medidas que serán financiados con 200.000 millones a través de deuda. Reutilizará un fondo de rescate creado para ayudar a compensar el impacto de la pandemia de coronavirus y lo reforzará con este efectivo adicional.

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