Reafirmando el compromiso con la sostenibilidad de la agricultura, se realizó la siembra simbólica de soja que marca el inicio de la campaña 2025/26. El evento reunió a peque- ños, mediano y grandes productores, autoridades nacionales, empresarios y coopera- tivistas.
El campo se prepara para una nueva campaña agrícola con entusiasmo y la firme voluntad de dar su máximo esfuerzo para lograr una buena producción, tal como se evidenció en el lanzamiento oficial de la siembra de soja 2025/26.
Con una gran afluencia de familias rurales y distintos actores del sector, el punto de encuentro fue la cooperativa Capagrao, ubicada en Raúl Arsenio Oviedo (Caaguazú), distrito de pequeños productores que representan el espíritu de este año: el reconocimiento al trabajo asociativo, la inversión en tecnología, el acceso al conocimiento técnico y la modernización productiva y comercial.
Los presentes también compartieron un almuerzo de confraternidad con los productores de la zona, reforzando la cercanía, la camaradería y la colaboración entre las orgde la actividad agrícola como estrategia para fortalecer la integranizaciones y las familias rurales.
El entusiasmo y el esfuerzo de los distintos actores reafirma el rol del campo y la agroindustria como motores de la economía, generando empleo, desarrollo e inversiones para el Paraguay. Hoy no solo se siembran semillas de soja: se siembran esperanza, compromiso y confianza en el futuro.
“Desde el MAG no podemos ser simples espectadores dentro de la cadena de producción de granos. Los nuevos paradigmas de desarrollo exigen que los productores estén más organizados y con un modelo de gestión eficiente para recibir mejores servicios”, dijo Daniel Ortiz, viceministro de Agricultura.
“La soja es el motor que mueve la economía en nuestro país, siempre respetando las reglas, cuidando el medioambiente y velando para que más pequeños productores se integren a la cadena de valor”, afirmó Marcelo Soto, gobernador de Caaguazú.
“Raúl Arsenio Oviedo tiene un alto porcentaje de tierra cultivada de soja y sabemos que este inicio de siembra es muy importante, porque la soja y todo el sector agropecuario mueve la economía. También esperamos seguir con este modelo de gestión y poder sumar otras cooperativas más adelante”, expresó Antonio Solís, intendente de Raúl Arsenio Oviedo.
Alianza histórica
Pequeños productores, comunidades indígenas y la Coordinadora Agrícola del Paraguay se unen bajo un mismo acuerdo que busca fortalecer la agricultura familiar y abrir nuevas oportunidades para el campo.
Reafirmando su compromiso con los pequeños productores y las comunidades rurales más vulnerables, la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP) encabeza esta iniciativa, acompañada por gremios de la producción que apuestan por la integración y la cooperación entre los distintos actores del sistema productivo nacional.
El proyecto reconoce no solo el papel clave de estos segmentos en la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible del país, sino también el valor de la asociatividad y la solidaridad, principios que guían a la Federación de Cooperativas de Producción (Fecoprod). En ese marco, la firma del acuerdo se realizó en su sede y reunió a representantes de seis organizaciones que, tras varios encuentros previos, pusieron en común sus preocupaciones y necesidades para construir juntos respuestas concretas y sostenibles.
La alianza busca enfrentar los principales desafíos de la agricultura familiar y aprovechar
sus oportunidades, con el objetivo de fortalecer la producción, la organización social y el respeto a las identidades locales, a través de ejes estratégicos que respondan de manera eficiente a las necesidades de los productores.
“El objetivo es trabajar conjuntamente, tomar las preocupaciones genuinas de cada grupo y coordinar acciones en dos niveles: las estructurales y las operativas, para encaminar las cosas del día a día”, explicó el Ing. Héctor Cristaldo, presidente de la CAP, quien reiteró que la meta es que la agricultura familiar se fortalezca y que la gente del campo viva mejor.
Por su parte, el Ing. Alfred Fast señaló que el camino será largo y demandará dedicación y disciplina, pero permitirá alcanzar buenos resultados para las familias y el campo.
“Trabajamos con productores rurales desde hace más de 10 años y alentamos a cimentar el trabajo conjunto, ya sea en asociaciones, organizaciones o comités, para fortalecer a las comunidades productivas”, agregó.
Los representantes coincidieron en que se trata de una oportunidad significativa para mejorar la calidad de vida de las familias, impulsar la modernización de la producción y fomentar el arraigo de las nuevas generaciones.
“Hoy tenemos a seis organizaciones unidas, dos pertenecientes a comunidades indígenas (una del Chaco y otra de la Región Oriental) y cuatro de la agricultura familiar, que se están sumando para enfrentar juntos los desafíos y aprovechar las oportunidades; porque el único camino es trabajando unidos entre pequeños, medianos y grandes productores”, destacó José Rodríguez, representante de Ñemity.
También subrayó que existen dos capítulos clave a atender: el acceso a la tierra y lograr el arraigo de las familias campesinas. “Hace falta una política pública adecuada para la agricultura familiar; ya no se puede continuar con el concepto de supervivencia. Las familias rurales tienen las mismas necesidades de educación, salud, comunicación y confort, y eso no se cubre con la forma tradicional de producción. Hay que cambiar muchas cosas y, sobre todo, generar oportunidades para los más jóvenes”, agregó.
“Lo importante es la voluntad de trabajar juntos, la CAP siempre estuvo cerca de los pequeños productores y vamos a seguir trabajando en su desarrollo e integración productiva”, destacó el Ing. Héctor Cristaldo.