El economista, politólogo y doctor en Relaciones Internacionales Ricardo Sennes, considera que el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva no desgastará su escaso capital político para ofrecer acuerdos beneficiosos a Paraguay durante la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipu, teniendo en cuenta que tendrá resistencia en la opinión pública y en los sectores afectados así como también en el Parlamento del vecino país. Si bien Lula podría tener una mirada positiva hacia nuestro país, lo más probable es que no cuente con el respaldo político suficiente para ofrecer ventajas. Fue durante un conversatorio de Plaza Pública DENDE, espacio en el cual se analizó “El impacto en Paraguay de la elección de Lula”, junto a Alberto Acosta Garbarino, titular de DENDE.

Tras ganar las elecciones en la segunda vuelta, el presidente electo de Brasil, Lula Da Silva, deberá pactar con varios partidos del centro si desea tener y mantener gobernabilidad durante su mandato. Esto incluye con el sector del centro ideológico o socialdemócrata y los llamados fisiológicos o clientelares, éstos últimos son los que le han dado mayoría en mandatos anteriores a cambio de concesiones o favores. También se recordó que Lula ya designó al vicepresidente electo Geraldo Alckmin, afín al partido del expresidente brasileño Fernando Henrique Cardozo, como coordinador para el traspaso de mando.

Sennes estima que el gobierno de Lula, quien asumirá el 1 de enero de 2023, sería diferente de sus anteriores mandatos, con una visión más amplia, y podría tener una estrategia más apegada a la centroizquierda. Una de las metas de Lula es recuperar la presencia de Brasil en los foros internacionales de discusión, principalmente en materia ambiental.

La madurez política sumada a los cambios en la geopolítica exterior con respecto a su primer periodo, hacen pensar que si bien Lula tiene una mirada positiva hacia Paraguay, habría que ver si cuenta con el respaldo político para ofrecer ventajas a nuestro país.

En su análisis, Sennes explicó que la opinión pública en Brasil no ve a Paraguay como un socio estratégico, por lo cual la voluntad de hacer concesiones es menor. “Soy pesimista de que haya grandes espacios para conceder beneficios más interesantes para Paraguay”, resaltó.

Otro aspecto a tener en cuenta es el hecho de que Itaipu sea manejado en Brasil por el sector de Energía e Infraestructura y no por Itamaraty, que perdió preponderancia. Además de ser un sector con mucha disputa interna, tanto los productores, como distribuidores y consumidores de energía son grupos económicos y políticos muy fuertes, muy bien organizados y con mucha participación en el debate parlamentario, en el Poder Ejecutivo y en el gobierno estadual, donde Itaipu es un tema doméstico de estos grupos.

Durante el análisis de cómo sería la política exterior del gobierno de Lula, Sennes consideró que ya no será basado en unir a Sudamérica como en su primer periodo, sino que se cimentaría sobre dos ejes, uno ambientalista, con una mayor defensa de la Amazonía; y la segunda enfocada mantener acuerdos ampliados en el marco del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), incluyendo a países intermediarios medianos, como Indonesia, Argentina y Nigeria, por citar algunos.

Si bien no hay indicios claros sobre la política regional que desarrollará durante su gobierno, se estima que se enfocará más en acuerdos con Colombia y el norte de Sudamérica, donde además de intereses comerciales se tienen intereses ambientales.

En los últimos años, Brasil se enfocó completamente en sus temas domésticos, y dejó de lado su liderazgo regional y mundial, por lo cual no se sabe aún cómo abordará las negociaciones comerciales.

Por su parte, Alberto Acosta Garbarino manifestó que Brasil es muy importante para Paraguay no solo por su tamaño, sino porque es su principal socio comercial y porque nuestro país concentra la tercera mayor colectividad de brasileños en el mundo, solo superada por Estados Unidos y Portugal.

Brasil representa en este momento casi el 80% de la población del Mercosur y el 73% del PIB del bloque regional. “Tenemos demasiados temas que nos unen, y también temas que nos separan. Estos mismos temas que nos unen son conflictivos en Paraguay, más aún si vemos la historia, los problemas de límites”, indicó.

Consideró que las dificultades de gobernabilidad que podría temer Lula durante su mandato hacen suponer que será más difícil llegar a acuerdos que sean satisfactorios para Paraguay.

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