La caída de la tasa de participación de EEUU ha sido uno de los llamados puntos negros de un mercado laboral que presenta una tasa de paro del 4,7%. La participación ha caído 3,4 puntos porcentuales entre 2007 y 2017, lo que podía ser un claro signo de debilidad que la tasa de paro parecía incapaz de mostrar a través de su fórmula. No obstante, analizando al detalle la caída de este ratio se puede ver que su tendencia poco tiene que ver, en principio, con la falta de fuerza del mercado laboral, según publica hoy El Economista.

La tasa de participación muestra el número de personas que están empleadas o que están buscando activamente trabajo y que son mayores de 16 años. En 2007 este ratio era de más del 66%, mientras que en la actualidad se ha estabilizado en el 62,6%. Como explica Gregory Mankiw, profesor de Economía en la Universidad de Harvard, en su libro Macroeconomía «la caída de la tasa de participación ha sido el acontecimiento más sorprendente en el mercado laboral de EEUU en los últimos años», unos siete millones de personas han desaparecido de la fuerza laboral.

«Desde 1990 hasta 2007, la tasa de participación ha fluctuado en un estrecho rango que se movía entre el 66 y el 67%, pero a partir de 2007 han comenzando una gradual, pero constante, caída de este ratio», destaca Mankiw.

¿Por qué cae la tasa de participación?

Este sorprendente giro ha llevado a varios expertos a investigar el porqué de esta situación. Tras varias investigaciones parece que una parte importante de la disminución de la tasa de participación se debe a que la generación del baby boom ha comenzado a jubilarse.

Desde la Reserva Federal de Atlanta explican que el envejecimiento de la población supone 2,1 puntos porcentuales de los 3,2 puntos que ha caído la participación. Mankiw destaca que «el baby boom comenzó en 1946, justo después de la Segunda Guerra Mundial, y continuó hasta 1964″. El profesor de Harvard reconoce que este es un fenómeno que está en ciernes, por lo que lo más normal será que la tasa de participación siga cayendo a medio plazo.

Por otro lado, la Fed de Atlanta también destaca un cambio de preferencias en los más jóvenes: «La educación se ha vuelto cada vez más importante durante los últimos años. Los jóvenes dedican cada vez más tiempo a su formación en detrimento de su vida laboral, mientras que algunos adultos también están optando por volver a retomar sus estudios».

Este fenómeno supone 0,9 puntos porcentuales del descenso de la participación. En este apartado es importante anotar que la última crisis ha podido influir directamente en las preferencias de las personas, lo que sí sería un signo evidente de que el mercado laboral no es igual de robusto que en el pasado: «La recesión probablemente ha ampliado esta tendencia que permite retrasar la entrada en el mercado laboral y da oportunidades a otros para reciclarse», destaca la Fed de Atlanta.

Los problemas de salud representan 0,6 puntos porcentuales de la caída de la participación. El número relativo de personas que están enfermas o incapacitadas para trabajar se han incrementado en los últimos años.

Por otro lado aparecen las personas que quieren trabajar pero que por algún motivo no están buscando empleo de forma activa, bien porque están desanimados (lo que sería otro signo de debilidad del mercado laboral) o bien porque sus preferencias han cambiado. Este factor supone 0,4 puntos porcentuales de la caída de la participación.

Mankiw advierte que esta situación también puede deberse a la escasez de buenas oportunidades de trabajo. «Cuando las opciones que ofrece el mercado laboral son pobres, las alternativas al trabajo parecen mejores en comparación. En particular, un mercado laboral débil puede inducir a los trabajadores más maduros a retirarse antes, mientras que la propensión a reclamar beneficios sociales por parte de personas con dolencias será también mayor».

Sin embargo hay dos factores sin los que la caída de la tasa de participación hubiera sido mayor. Primero, el porcentaje de personas que se retiran al cumplir la edad de jubilación es menor que hace unos años, aunque en términos absolutos hay muchas más personas retirándose existe un porcentaje mayor de trabajadores que al cumplir la edad de jubilación optan por seguir trabajando.

Por último, el porcentaje de personas que abandonan el mercado laboral para cuidar de algún familiar también ha descendido desde la Gran Recesión, especialmente entre las mujeres.

Un fenómeno duradero y peligroso

Esta caída de la tasa de participación es un fenómeno que ha llegado para quedarse: «Esta presión a la baja sobre la tasa de participación no es particularmente cíclica, sobre todo cuando se analiza la ola de jubilaciones que está por llegar», explica Alan B. Krueger, profesor de Economía en la Universidad de Princeton, en un trabajo publicado por la Fed de Boston, titulado Where Have All the Workers Gone? 

Además, «varios estudios han demostrado que la caída de la tasa de participación está incrementando la desigualdad de ingresos en EEUU. Políticas como incrementar el complemento salarial a los trabajadores con menores remuneraciones o elevar el salario mínimo podrían ayudar a incrementar este ratio de participación», destaca el profesor de Princeton.

Para culminar, Mankiw cree que la jubilación es algo positivo para las personas de mayor edad, «un cambio a mejor en sus vidas después de años de trabajo… pero una fuerza laboral en descenso supondrá una producción menor de bienes y servicios y, por ende, unos menores niveles del PIB».

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