Uno de los pilares fundamentales de la Unión de Gremios de la Producción (UGP) es el respaldo constante a los pequeños productores, promoviendo ingresos sostenibles y una mejor calidad de vida. En este marco, al cumplirse 20 años de compromiso institucional, las actuales autoridades del gremio rescatan el testimonio de Don Rubén Fariña, productor de la colonia Mariscal López, quien celebra el progreso de su familia y de toda su comunidad.
Para la población de la sexta línea del distrito de Yhú, departamento de Caaguazú, superar los conflictos sociales y consolidar un modelo de trabajo rural no fue sencillo. La zona, que en su momento fue blanco de enfrentamientos por la tierra y de personas que se oponían al cultivo de granos, vivía una realidad marcada por la pobreza y la falta de oportunidades.
“Eran asentamientos donde había gente que no tenía nada, ni una vaca, ni sabía cómo cultivar.
En esa situación, muchos seguían a dirigentes que promovían manifestaciones y generaban conflictos, porque no veían otra salida. Pero de a poco pudieron ver que si hacían trabajar esas tierras podían progresar y hoy estamos muy felices con los cambios en la comunidad”, señaló Don Rubén Fariña.
Actualmente, se desarrollaron 18 grupos de base que dinamizan la economía local y son ejemplo de desarrollo asociativo. “Las familias tienen su casa, su chacra, sus animales, y viven mucho mejor”, comenta Fariña orgulloso.
“Cuando uno ve el fruto del trabajo honesto, se despierta. Aprendimos que para ganar la plata hay que hacer bien las cosas, capacitarnos y ayudarnos entre todos. Hoy somos campesinos organizados que escuchan recomendaciones técnicas y que piensan en el futuro”, agrega.
Las familias rotan sus cultivos entre soja, maíz, chía, trigo y abonos verdes; suman huertas para verduras y hortalizas, y crían animales de granja. Esta diversificación les permite asegurar el consumo familiar y generar renta.
Modelo productivo
El trabajo asociativo, la diversificación productiva y la incorporación de tecnología fueron claves para el cambio. “Cuando luchamos juntos, con esfuerzo y unidad, siempre se puede progresar”, recordó Fariña.
En este contexto, agradeció el acompañamiento de las instituciones, gremios y asesores técnicos, así como la paciencia y perseverancia de quienes creyeron en ellos. “Empezamos con hacha, machete y azada, todo a mano. Después alquilábamos máquinas, y hoy ya tenemos nuestras propias herramientas. Somos familias paraguayas produciendo, y queremos seguir creciendo”, finalizó.
Paraguay necesita multiplicar
estos ejemplos de transformación y sostenibilidad. Facilitar el acceso a créditos, insumos, capacitación y tecnología es el camino para fortalecer la economía rural y construir un país con oportunidades para todos.