Suecia experimenta la peor caída de precios del mercado inmobiliario desde la crisis financiera desde 2008. Sin embargo, con unas reservas bancarias sólidas y una economía que crece mucho más rápido que el resto de Europa, analistas, entes reguladores y políticos aseguran que todo va a salir bien, a pesar de las advertencias de los años pasados.

Desde Nordea Bank destacan en una nota sobre el mercado inmobiliario que «todavía es demasiado pronto para realizar una predicción significativa… los indicadores sugieren, sin embargo, que la oferta tanto de viviendas existentes como de nueva construcción es relativamente elevada, lo cual está presionando a la baja los precios y podría hacerlo con mayor intensidad en los próximos meses», destaca la nota.

Según datos de Eurostat, el crecimiento del sector de la construcción en Suecia está siendo en los últimos meses el mayor de Europa junto a países como Hungría o Bulgaria. Los economistas destacan que este sector muestra fortaleza porque la población del país quiere comprar vivienda y la demografía favorece.

Sin preocupaciones, por ahora

Aunque esta tendencia del mercado inmobiliario influirá (probablemente de forma negativa) en la economía, los expertos aún están tranquilos gracias al dulce momento que vive el país nórdico. La economía se expande mucho más rápido que en la mayor parte del resto de Europa, con elevados niveles de confianza, unas finanzas gubernamentales fuertes y un desempleo a la baja.

Suecia también tiene algunos de los bancos mejor capitalizados del mundo, y su ente regulador ha impulsado varias medidas destinadas a reducir el crecimiento de la deuda. El país es «resiliente a una caída del precio de las viviendas», según Anna Breman, economista jefa de Swedbank AB, la mayor entidad crediticia hipotecaria del país.

Datos difundidos el lunes indicaron que los precios de las viviendas siguieron bajando en diciembre, mes en que cayeron 2%, según el Índice de Viviendas Nasdaq OMX Valueguard-KTH, HOX Suecia. La corrección fue del 7,8% en tres meses, la más abrupta desde finales de 2008. Los precios bajaron un 2,5% respecto al mismo período del año anterior, la mayor caída desde marzo de 2012.

El desempleo sueco sigue cayendo y es ahora el más bajo desde 2008. Por otra parte, incluso si la caída inmobiliaria afecta el crecimiento y el empleo en la construcción residencial, el efecto será limitado porque otros sectores de la construcción, donde hay gran escasez de mano de obra, absorberán a esos trabajadores, según Swedbank.

El crecimiento de la población, en parte producto de la inmigración, también tiene peso y «contribuye a una mayor necesidad de inversiones públicas» en guarderías, escuelas, centros de atención de ancianos, hospitales e infraestructura», según Breman. Después de superar los 10 millones el año pasado, Statistics Sweden pronostica que para 2026 se incorporará otro millón de personas.

Suecia puede permitirse la inversión adicional gracias a su superávit presupuestario. Mientras tanto, los suecos se hacen más ricos. Según el SEB, el patrimonio neto de los hogares aumentó un 1,3% en el tercer trimestre, hasta alcanzar un récord de 14,2 billones de coronas (1,5 billones de euros).

El economista Michael Grahn, de Danske Bank, ha asegurado que eso crea «una buena amortiguación», que el ratio de ahorros también está «en un extremo alto, parte del cual es líquido y probablemente podría usarse en caso de emergencia». Andreas Wallstrom, analista de Nordea Bank, dice que las finanzas de los hogares suecos «siguen siendo muy favorables en momentos de bajos tipos de interés y crecimiento del ingreso».

Los costes hipotecarios han caído a niveles históricamente bajos en los últimos años, después de que el banco central redujera los tipos por debajo de cero en un intento de impulsar la inflación. Klas Danielsson, máximo responsable ejecutivo de la entidad crediticia hipotecaria estatal SBAB, ha asegurado en una entrevista que «es probable que los tipos de interés sigan bajos durante mucho tiempo, de modo que quienes tengamos una vivienda seguiremos pudiendo pagar los costes» aun cuando los precios de las viviendas continúen bajando.

Fuente: El Economista

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