El calendario para ver una subida de tipos de interés en la Eurozona se retrasa ya hasta 2019 o, como pronto, diciembre de 2018, cuando hace sólo unos meses el mercado descontaba que el Banco Central Europeo (BCE) actuaría sobre el precio del dinero a comienzos del próximo año, incluso sin haber siquiera anunciado la retirada progresiva de los estímulos.

Ahora todo parece empezar a ajustarse en el calendario con estimaciones que se han ido enfriando a partir del segundo trimestre tras el rally protagonizado por las bolsas y después de que, el presidente del organismo, Mario Draghi, decidiera en julio cambiar el tono en vista de que el utilizado anteriormente había excitado en demasía a los inversores, sobre todo, al euro.

Los mercados han estado «particularmente sensibles a cualquier información (proveniente de Fráncfort) y el euro podría haber sobrerreaccionado», según recogen las actas de la última reunión del BCE el pasado 20 de julio en las que se aprecia la preocupación del organismo ante las expectativas del mercado.

La divisa comunitaria arrancó 2017 en su cambio frente al dólar en el nivel del 1,04, iniciando una tendencia alcista que se confirmó el pasado 27 de junio, tras el denominado efecto Sintra, cuando Mario Draghi decidió hablar públicamente de «ajustes» en la política monetaria, lo que impulsó aún más al euro que saltó ese mismo día del nivel del 1,11 al 1,13 escalando, a finales de julio por encima, incluso, del 1,18, aunque cotiza en las últimas sesiones ligeramente por debajo. «Un euro fuerte puede empezar a pesar pronto en las exportaciones de la eurozona, así que esperamos un BCE extracauteloso con sus próximos anuncios», aseguran desde HSBC tras conocer las actas del último encuentro.

Desde que a comienzos del mes de octubre del año pasado se pusiera sobre la mesa el primer rumor de una subida de tipos, las probabilidades de aumento que elabora Bloomberg se adelantaron, llegando, incluso, a comienzos de 2018. Esto provocó un importante rally de las bolsas europeas, que hizo del Ibex la más alcista gracias al peso de la banca, marcando máximos en los 11.184 puntos en mayo. Hoy cotiza un 7% por debajo. Los bancos celebran con ganancias de más del 40% en el caso de Sabadell y CaixaBank el futuro incremento del precio del dinero, el primero desde octubre de 2008.

Cambio de discurso

El Banco Central Europeo empieza a estar preocupado ante la posibilidad de que pueda decepcionar las expectativas del mercado. El contexto para que el BCE endurezca su discurso ha cambiado desde hace meses ante los nuevos frentes que tiene abiertos: la fortaleza del euro, la inflación que no termina de repuntar (cerró julio en el 1,3% en la eurozona, mínimos del año y lejos del objetivo comunitario del 2%), unas bolsas en fase de consolidación tras el rally de comienzos de año y unas estimaciones de beneficio menos favorables -el verano se ha comido ya un 1% de las ganancias esperadas para Europa en 2018-.

«Ahora el foco está puesto sobre el anuncio de una retirada del QE que pueda hacer, como pronto, en la reunión del 7 de septiembre», reconocen desde Citi, que esperan la primera subida de tipos para junio de 2019, «un año después de que, previsiblemente, haya terminado el programa de compra de activos». De hecho, no sólo se ha enrarecido el contexto en Europa. En el retraso en el calendario a una subida de tipos también pesa el freno que se ha autoimpuesto la Fed. Goldman Sachs cree que Draghi seguirá la senda de Yellen-dispuesta a no más subidas este año-, siempre un paso por detrás y si ésta decide «subir tipos dos veces más en 2018, Fráncfort no lo hará hasta 2019».

Fuente: El Economista

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