Los sistemas educativos han ido cambiando con la expansión de las nuevas tecnologías. Cada vez más países han formalizado el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en educación a través de ambiciosos planes de política (UNESCO 2012) y han realizado importantes inversiones para proveer acceso a computadoras y conectividad en la escuela (CIMA, 2019).

Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estos avances han resultado en un claro aumento en la incorporación de la tecnología en nuevas áreas de la educación, como en el caso del uso de analíticas de aprendizaje para la gestión educativa o el uso de algoritmos de predicción del abandono escolar. De igual modo se ha observado un aumento de la innovación dentro del aula, como por ejemplo con el uso de plataformas de gamificación para matemáticas en escuelas de Santiago de Chile o de robots para desarrollar habilidades de programación en niños de preescolar en Costa Rica.

¿Pero, hacia dónde va el aprendizaje fuera del aula en la era digital? ¿Cómo usan los países de la región las aulas virtuales o ambientes de aprendizaje en línea para la interacción entre instructores y estudiantes? Para responder esta pregunta el BID ha analizado esta publicación las tendencias de uso en América Latina y el Caribe, qué tipo de aulas existen y dónde están, e invitamos a reflexionar sobre su potencial.

Algunas de estas plataformas son utilizadas en el aula para apoyar la instrucción por medio de videos, con los Cursos en Línea Masivos y Abiertos (MOOC, por sus siglas en inglés) como SM4T en Uruguay o las Plataformas de Gestión de Contenido (LMS, por sus siglas en inglés) como el Proyecto Aula Virtual en Colombia. Otras, como Geekie en Brasil, utilizan inteligencia artificial para personalizar el contenido en función del ritmo de aprendizaje de los estudiantes.

Las aulas virtuales también son empleadas para brindar cobertura en zonas de difícil acceso o en asignaturas con escasos docentes, como en el caso de Ceibal en Inglés en Uruguay. Para estudiantes fuera del sistema educativo formal, algunas de estas herramientas proveen material para el autoaprendizaje bajo el modelo de homeschooling. Un ejemplo es el programa Terminará la Secundaria en Argentina. A pesar de su marcada expansión en los últimos 12 años, las aulas virtuales continúan siendo una tendencia emergente.

*El BID condujo un mapeo con una búsqueda inicial con 5.184 consultas en internet y consultas individuales a 20 expertos e informantes clave. De ahí la identificación de 57 aulas virtuales en América Latina y el Caribe. Una posterior categorización permitió clasificar estas herramientas en los 4 grupos descritos anteriormente. El informe del mapeo integral elaborado por Ignacio Jara y Manuel Ochoa (2019) está disponible bajo solicitud.

Si bien las aulas virtuales son un buen ejemplo de la transformación digital del proceso de enseñanza y aprendizaje, los resultados sugieren que las plataformas son usadas para enseñar lo mismo que siempre. El 77% de las aulas virtuales identificadas se usa para la enseñanza de matemáticas mientras que sólo el 12% brinda formación en en particular en habilidades digitales que naturalmente se desarrollan en ambientes o con soporte tecnológico. Esto evidencia que el contenido no ha cambiado a la par de las demandas del mercado laboral y se debe aprovechar mejor el potencial de las herramientas digitales para preparar al ciudadano del futuro y darle las habilidades necesarias para que pueda ser exitoso.

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