Revertir la crisis mundial del aprendizaje para evitar que una generación de niños pierda el rumbo
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Los últimos puntajes de matemáticas y lectura en Estados Unidos mostraron disminuciones preocupantes debido a los daños causados por la pandemia y a los cierres de escuelas. Para muchos países en desarrollo, los impactos de esta conmoción son aún más graves, dado que se traducen en una crisis del aprendizaje que pone en peligro a toda una generación de niños, según el Banco Mundial.
Por ejemplo, durante los siete meses de cierres, los estudiantes de Malawi perdieron 18 meses de aprendizaje, dado que no aprendieron nuevas habilidades y olvidaron parte de lo que ya habían aprendido.Y en São Paulo (Brasil), una de las primeras grandes jurisdicciones en medir rigurosamente las pérdidas de aprendizaje, las disminuciones fueron tan grandes que los puntajes retrocedieron a los niveles de aprendizaje medidos hace 14 años en matemáticas y hace 10 años en lectura. También se han registrado grandes pérdidas en India, Bangladesh y México.
Si actuamos, tenemos la oportunidad de recuperar las pérdidas de aprendizaje
La mayoría de las escuelas ya han abierto nuevamente sus puertas, pero volver a la misma forma de enseñanza que antes de la pandemia no será suficiente para recuperar las pérdidas. A los estudiantes les resulta difícil seguir el ritmo de los docentes y de las clases. Corren el riesgo de perder el interés y de atrasarse tanto que terminen abandonando la escuela. Las niñas corren especial riesgo.
Para recuperar las pérdidas de aprendizaje y transformar la educación, es necesario seguir cuatro pasos:
Por último —y lo que es más importante—,debemos lograr que la recuperación de la crisis del aprendizaje sea una de las principales prioridades políticas y que cuente con el respaldo financiero necesario. Muchos países redujeron los presupuestos educativos cuando cerraron las escuelas durante la pandemia de COVID-19. Los países deben elaborar programas específicos para mejorar los resultados educativos y las habilidades orientadas a brindar oportunidades de empleo a los jóvenes. Sabemos que, en este contexto de crisis de desarrollo superpuestas, los Gobiernos y las comunidades tienen dificultades para establecer prioridades en el uso de los recursos limitados. Sin embargo, también sabemos que las oportunidades de un futuro mejor están definidas por las inversiones actuales en educación.
Si no se aborda, la crisis del aprendizaje podría convertirse en la peor conmoción para el capital humano de los últimos tiempos. Pero podemos evitar nuevos daños. Las familias, los educadores, los Gobiernos, los donantes, la sociedad civil y el sector privado deben trabajar juntos para apoyar a los estudiantes, los docentes y las escuelas.