Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (Foto/Gentileza)

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, tiene claros sus mensajes. Y en una intervención en la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo este lunes ha dejado claro que la subida de tipos de interés es la receta para luchar contra la inflación. Para lo cual ha subrayado precisamente que los tipos «son y seguirán siendo la principal herramienta para combatir la inflación». Su razonamiento se ha sostenido en que las tasas elevadas reducen la presión de la demanda, precisamente por aumentar el coste del endeudamiento lo que, a su vez, presionará a la baja los precios, ha justificado, según una publicación de hoy lunes del periódico español El Economista.

«Claramente tenemos que continuar aumentando los tipos de interés», ha dicho Lagarde preguntada por la cuestión ya que, según ha argumentado, «no hemos terminado con la inflación».

En esta línea, la presidenta del BCE ha dicho que el organismo continuará subiendo los tipos hasta encontrar el nivel que nos «ayude a alcanzar el objetivo medio de 2% de inflación» y ha abogado por dejar «de estimular la demanda» en un contexto en el que el crecimiento económico «continuará debilitándose en lo que queda de año y a principios del próximo».

La presidenta del Banco Central Europeo ha apuntado que le gustaría que la inflación «hubiese alcanzado su máximo en octubre», sin embargo ha matizado que «no iría tan lejos» ya que al observar «los principales impulsores de la inflación hoy, sean los alimentos, materias primas o energía; no vemos componentes o una dirección que me lleve a creer que hemos tocado un máximo de inflación y que bajará a corto plazo».

Y es que el índice de precios anual se situó en el 10,6 % en octubre y la inflación subyacente en torno al 5 %.

En diciembre, el organismo bancario podría subir los tipos en 50 puntos básicos, siguiendo el rumbo que viene marcando desde el verano para combatir una inflación desbocada en la eurozona, principalmente por los altos precios de la energía. Estos 50 puntos serían inferiores a los 75 previstos inicialmente y que se rebajarían ante el riesgo de una recesión económica, según informó Bloomberg.

Ya en julio el aumento del precio del dinero fue de 50 puntos básicos, al que siguieron otras dos alzas de 75 puntos básicos que hacen que los tipos de interés se encuentren en rangos del 2%. Y que la francesa ha incidido en varias ocasiones en que el alza de tipos no estará supeditada a una posible recesión.

Aunque Lagarde ha reconocido que estos ajustes tardarán tiempo en notarse en la economía, no ha querido pasar por alto que la brecha que genera la inflación entre los grupos de ingresos más bajos y más elevados se encuentra, «de lejos, en su nivel más alto registrado en la zona euro».

También la divergencia en las tasas de inflación entre los países de la eurozona se encuentra en máximos históricos, precisamente por los diferentes grados de exposición al shock energético y a la pandemia, algo que la institución está monitorizando, ha asegurado la presidenta del BCE. Los más afectados son los más próximos a Ucrania y Rusia, ha asegurado para señalar a que los países bálticos afrontan un mayor riesgo con los niveles de inflación.

No en vano, Lagarde ha advertido que una inflación «persistente» podría arraigarse en las negociaciones salariares y la fijación de precios, dando lugar a una espiral alcista de salarios y precios que «obstaculizarían la capacidad productiva de la economía en su conjunto».

En un paso más, Lagarde ha avanzado que el próximo mes el organismo bancario establecerá los principios para reducir la tenencia de bonos en el porfolio del programa de compra de activos.

Con esta propuesta, ha explicado que espera alcanzar un balance «normalizado» en el tiempo, y de una manera «predecible». En el último año, la intención del Banco Central Europeo no ha sido otra que «normalizar la política económica», ha recordado Lagarde el fin de las recompra de activos que se ha producido en «cuestión de meses».

La francesa ha pedido a los gobiernos que apliquen políticas fiscales que demuestren su compromiso de reducir gradualmente los altos índices de deuda pública. En este marco,  ha recogido el guante de un mensaje que hace meses que manda la Comisión y ha advertido de que la política fiscal expansiva podría aumentar las presiones inflacionarias. Por lo que ha abogado por un apoyo fiscal «específico» y «temporal» para que no «debilite los incentivos para reducir la demanda de energía».

Todo ello se enmarca en varias ideas que el Banco Central Europeo ha puesto de relieve en los últimos meses. Una de ellas es que el objetivo retomar niveles de inflación del 2% en un momento en el que la tasa a nivel de la eurozona se ha disparado por encima del 10%, según el último dato publicado por Eurostat de octubre.

Y para cumplir tal finalidad la autoridad bancaria europea ha escogido el camino de la subida de los tipos de interés. Con la sombra de una recesión haciéndose cada vez más presente, hace escasas dos semanas que Lagarde apuntó que es posible que tal subida de tipos alcance niveles que restrinjan la expansión económica, en un intento por rebajar los niveles de inflación que superan en cinco veces el objetivo establecido por el organismo con sede en Frankfurt.

De hecho, la francesa opina que es posible que la eurozona asista a una recesión «leve», aunque que por sí misma no sería suficiente para rebajar la inflación en la eurozona, vaticinó una semana después del segundo aumento consecutivo del coste de endeudamiento en 25 puntos básicos.

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