Leonardo Montanía es un pequeño productor de la ciudad de Liberación, San Pedro, que logró sacar el máximo provecho a sus tierras, recuperar su suelo y comprarse una camioneta para vender sus productos en más ciudades.

Todo esto gracias a que es parte del programa de Agricultura Sustentable con Biotecnología. “Hoy tengo un cambio de vida”, afirmó Leonardo, y contó que esto inició cuando aceptó el acompañamiento técnico del INBIO, cuyos técnicos le enseñaron a cambiar su forma de trabajar para no “fundir” su tierra. “Para un pequeño productor es fundamental cuidar el suelo, porque año a año lo trabajamos, y tenemos familias que irán creciendo y seguirán trabajando en el mismo suelo. Entonces, si no le das recuperación, es un perjuicio”, comentó.

Recordó que su tierra tiene cuarenta años de uso sin un tratamiento especial y, en estos dos años, ya ve una diferencia en cómo se va recuperando el suelo gracias a la aplicación de innovaciones tecnológicas y la diversificación de su producción con la rotación de cultivos, entre ellos soja, maíz, abonos verdes y mandioca.

Buena experiencia con la soja y el maíz “La soja es un rubro muy importante para el pequeño productor, en nuestra experiencia plantamos y cosechamos a mano, incluso, pasamos por una temporada larga de mucha lluvia que tiró al suelo muchas plantas, pero estas no se dañaron.

Después de la lluvia, igual junté más de 2.000 kilos en la zafra de este año”, agregó.

Resaltó que cultivar soja le da tiempo para rotar los cultivos, que si se emplean una o dos hectáreas el pequeño productor puede trabajar muy bien con eso. Montanía también siembra maíz (zafra y zafriña): “Lo que cultivé en la zafra me salvó, porque nosotros desgranamos las mazorcas y la vendemos nosotros mismos. Lo que resta, vendemos para comida de gallinas”, detalló.

Más eficiencia, nuevas oportunidades y mejores precios

El productor contó que la adopción de innovaciones en insumos y tecnología le ayu-
dó a mejorar la distribución de tiempo y trabajo. El uso de herbicida eliminó la necesidad
de carpir su terreno, entonces emplea ese tiempo en cuidar de sus plantas de mandarinas,
que mejoraron mucho gracias a estos cuidados.

Explicó que va rotando entre la venta de soja, de maíz, luego las mandarinas, hasta puede reservar su producción de mandioca para cuando los demás productos terminen.

Este sistema le permite esperar a que los precios de mercado mejoren antes de ofertar su producción. “Antes tenía que vender sí o sí mi mandioca porque necesitaba dinero diariamente para los hijos que van a la escuela, al colegio o a la facultad, y los gastos de la casa. En cambio, ahora que cultivó muchas cosas y en distintas temporadas, tengo la plata cada mes, puedo conservar mis cultivos y a la vez recuperar mi tierra con abono verde”, añadió.

Referente a este cambio en su vida, señaló que siguen trabajando duro, pero que ahora son más eficientes y pueden generar ingresos mensuales, incluso les sobra para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

En este contexto, Leonardo pudo comprarse una camioneta con el dinero que hizo de la zafra de soja y de maíz zafriña, y con ella puede transportar él mismo su producción de mandioca, maíz, mandarina y otros para vender en el mercado y en las ciudades aledañas.

“Cambió mi sistema de trabajo y estoy muy feliz como productor. Incluso tengo mucha más voluntad, porque veo los resultados y veo cómo mi tierra es capaz de dar mucho más. Sé que en las próximas cosechas va a aumentar mucho el volumen de cada uno de mis productos”, refirió.

Recalcó que en estos años descubrió la importancia de la educación, la modernización del sistema productivo y de cuidar los suelos para mejorar su producción. “Confié en que podía cambiar mi vida y la estoy cambiando”, finalizó.

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