Los ministros de Finanzas del G20 -las máximas potencias mundiales- se reúnen este lunes y martes en Buenos Aires bajo la amenaza de una guerra comercial generalizada. La cumbre, la primera de la presidencia argentina del G20, se anuncia particularmente tensa, pues se abre a cinco días desde la entrada en vigor de los aranceles que Estados Unidos impuso a las importaciones de acero y aluminio de todo el mundo, con la excepción de Canadá y México.

Esta reunión es preparatoria da la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del grupo que reúne a los países más ricos y a los grandes emergentes, denominado G20, que se celebrará en la capital argentina los días 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2018.

Algunas delegaciones celebraron ayer contactos bilaterales, como es el caso de los nuevos ministros de Economía español y de Finanzas alemán, Ramón Escolano y Olaf Scholz, respectivamente. En esta cita bilateral se estudiarán las perspectivas de un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Mercosur y la actualización del Tratado de Libre Comercio con México. El Departamento del Tesoro estadounidense anunció que su objetivo dentro del G20 es movilizarse contra «el problema» de las prácticas comerciales de China, que es miembro de este grupo.

La reunión en Buenos Aires será de todas formas una prueba de cohesión europea, antes de una reunión programada para la próxima semana entre la UE y Estados Unidos sobre los impuestos al acero y al aluminio. «Lo importante es que la posición europea sea coordinada y unida. Europa debe estar exenta de los impuestos estadounidenses», aseguran en París.

El G20 se apoderó del tema de la sobreproducción china en su cumbre de 2016 y le confió a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la tarea de supervisar los esfuerzos para frenar su oferta, con escaso éxito. La OCDE, que a menudo oficia de brazo operativo del G20, está lidiando con otro tema espinoso: la tributación de las grandes firmas tecnológicas estadounidenses, como Google, Amazon, Facebook y Apple. «Estados Unidos se opone firmemente a la propuesta de cualquier país que apunte a las empresas digitales» a través de impuestos especiales, aseguró el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin.

En Buenos Aires, donde también se debe abordar el tema de la criptomoneda bitcoin, el G20 debería estar en condiciones de ahorrarse al menos una controversia: la del dólar. En el foro económico de Davos de enero pasado, Mnuchin había dicho que prefería un dólar débil, para disgusto de los países que exportan a Estados Unidos.

El borrador del comunicado final, objeto de intensas negociaciones, debería disipar el temor a una guerra de divisas implantada en una guerra comercial: «Nos abstendremos de realizar devaluaciones competitivas y no apostaremos al tipo de cambio para fines competitivos».

Pero la palabra proteccionismo sigue siendo la gran ausente del texto, reemplazada por una moderada crítica a las «políticas orientadas al interior». La expresión, de la directora del FMI, Christine Lagarde, refleja las dificultades del G20 para llegar a un acuerdo.

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