La Reserva Federal podría rebajar el precio del dinero de forma preventiva en la reunión de finales de julio (pasamos de la paciencia a la acción). El mercado está descontando con más de un 80% de probabilidades este movimiento que tendría como objetivo oficial llevar la inflación al 2% y la economía al pleno empleo, pero también apagar las señales de recesión que están enviando los mercados. En la reunión de este mes no se espera ningún movimiento del banco central salvo algún cambio en el lenguaje y las expectativas sobre el precio del dinero, informó eleconomista.es.

A pesar de que la tasa de paro está en mínimos de 40 años y la economía todavía crece con fuerza, el banco central podrá argumentar su movimiento por la baja inflación y los últimos datos ‘macro’: la ralentización en la creación de empleo, los indicadores como el PMI manufacturero,la debilidad de la inflación dejan entrever que la economía de EEUU va reducir su ritmo de expansión de forma considerable. Además, la temida inversión de la curva de tipos (el mejor predictor de crisis) se agudizó en las últimas semanas. La Fed hará lo que esté en su mano para prolongar este ciclo expansivo de la economía, ya que de ese crecimiento depende que el mercado laboral se mantenga cerca del pleno empleo y la inflación en el 2%.

John Lonski, economista jefe de Moody’s, explica en una nota que «unas expectativas de inflación contenidas permiten a la Fed responder con rapidez a la persistente inversión de la curva». La inversión de la curva o parte de ella se produce cuando el interés de los bonos a corto plazo supera el rendimiento de los bonos a largo (sobre todo el de 10 años es el que toma como referencia). La crisis suele tardar en hacer su aparición entre 9 y 25 meses desde que el bono a un año y el bono a 10 años se invierten, algo que ya ocurrió de forma testimonial en marzo y se ha repetido con mayor intensidad en las últimas semanas. Esta inversión se produce porque los inversores redirigen su dinero hacia los bonos a largo plazo evitando los bonos a corto, una forma de protegerse ante las expectativa de una fuerte caída de los tipos de interés por la llegada de una crisis.

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