El impacto del coronavirus y las medidas del Gran Confinamiento tuvieron un efecto devastador en la economía española. En sólo las dos últimas semanas del primer trimestre, coincidiendo con el inicio del Estado de alarma, hundieron la economía un 5,2%, la mayor caída trimestral desde que hay registros, y se destruyeron más de 800.000 empleos. Las cifras publicadas hoy sólo es una pequeña muestra de la capacidad destructiva de la etapa por la que ha atravesado la economía española, pero sirven para observar como se activaron las palancas para llevar al colapso a la economía española en el segundo trimestre, informó el periódico español elEconomista.es.

El consumo se fue a pique en un pestañear en apenas dos semanas. En casi todo el periodo del primer trimestre, la tasa de consumo de las familias españolas se mantuvo estable hasta que llegaron las medidas para contener la pandemia. Con el comienzo del cierre de la economía, el gasto de los hogares en una quincena hundió su tasa trimestral un 6,6%. Sin movilidad y sin lugares para gastar, simplemente el consumo se apagó. A lo que hay que añadir el miedo de los consumidores a una crisis de proporciones bíblicas. El efecto del Gran Confinamiento elevó con rapidez el ahorro de las familias situándose en el 1,7%, su valor más alto en un primer trimestre desde 2004, hasta los 3.043 millones de euros. Las familias gastaron mucho menos de lo que ingresaron. Pero lo peor es que en el segundo trimestre se habrá alcanzado niveles históricos.

Todavía no hay números cerrados de la caída de la economía durante el segundo trimestre del año, más allá de los indicadores adelantados. El Banco de España hace pocos días hizo una primera aproximación y destacó que la tasa de ahorro habría mostrado un fuerte repunte, todavía más condicionado por las medidas de confinamiento. Y eso que la caída de las rentas ya se habrá generalizado en buena parte de los agentes económicos del país. En la velocidad de la próxima recuperación será clave la evolución del consumo y el ahorro.

Si las condiciones y las medidas sanitarias lo permiten, el gasto de las familias debería ser una de las palancas para que vuelva a rodar la economía. «Una característica muy específica de la crisis actual es que, al menos en las economías avanzadas, los ingresos, protegidos de forma masiva por la política fiscal, están cayendo mucho menos que el consumo, provocando un ahorro forzoso», indican los expertos desde Axa Investment Managers.  Para que parte de este ahorro cautivo, que llegará a cotas históricas en el segundo trimestre, vuelva a fluir y dinamizar la economía, tendrá vital importancia que el mercado de trabajo remonte y que el mayor número de empresas posible retornen los antes posible a la normalidad para generar confianza en la economía.

Durante el mes de abril y principio de mayo, período que será recogido en la Contabilidad Nacional del segundo trimestre, fueron las semanas más crudas del confinamiento y donde la economía tocó fondo. La primera semana de abril, el Gobierno ordenó el cierre de todas empresas que no desarrollaban actividades esenciales. En el segundo trimestre, el PIB reflejará no solo una caída más acusada del consumo, también de la inversión, siendo el componente productivo que más sufrirá. La inversión registró en el primer trimestre su mayor caída en once años al retroceder entre enero y marzo un 5,7%. Pero solo es un solo anticipo de lo ha sucedido en meses posteriores. El Banco de España anticipaba, en su informe trimestral, que los distintos componentes de la formación bruta de capital fijo habrían sufrido un fuerte retroceso.

En el caso de la inversión en vivienda, que experimentó una intensa caída en el primer trimestre, ha sido todavía más acusada en abril. Queda la duda de cómo ha respondido la actividad en el sector y las operaciones de venta en el proceso de desescalada de la economía, pero en ningún caso llegará a compensar la caída.

Según los expertos del Banco de España, la inversión empresarial durante el primer trimestre «fue relativamente suave», para lo que se va a observar durante el trimestre siguiente. A las empresas les lleva su tiempo paralizar sus partidas de inversión, ya que suelen ser irreversible a corto plazo. «La magnitud del descenso en el segundo trimestre podría ser elevada, a tenor de la información disponible».

En abril, los indicadores de actividad de PMI, la confianza industrial, la producción industrial, la venta de bienes a grandes empresas y la matriculación de vehículos de carga cayeron a niveles jamás vistos reflejando el parón de la economía. Además del desplome de la demanda interna, los flujos de comercio exterior de bienes y servicios experimentarán contracciones muy severas, con una más que probable mayor contribución negativa al PIB de la demanda externa. En el primer trimestre apenas se resintió un 0,4% frente a la caída del 3,7% de la demanda interna. Para más inri, entre abril y junio, la economía española ha sufrido la totalidad del golpe por la desaparición del turismo extranjero. El país permaneció prácticamente cerrado al turismo internacional en abril y mayo. Mientras las exportaciones de bienes han comenzado a mejorar progresivamente pudiendo mejorar el saldo exterior de la economía española para finales de junio, prácticamente el sector turístico ha permanecido cerrado hasta mediados de este mes, con la llegada de turistas alemanes a las Islas Baleares.

Los economistas del Banco de España no se atreven a cerrar una horquilla para la caída de la economía española para el segundo trimestre. Su previsión oscila entre un descalabro del 16% y el 21,8%. Tal margen de caída se explica porque en su previsión para el año tienen en cuenta una recuperación temprana de la economía, en la que el coronavirus no volverá a poner entre las cuerdas la actividad comercial y empresarial, y una recuperación gradual con una vuelta a las restricciones de movilidad.

Fuente: EL ECONOMISTA

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