Al año 2022, se registraron 5.210 fincas manejadas por indígenas manteniendo al trabajo rural como la principal fuente de ingresos y sustento para las comunidades nativas.

De acuerdo con los datos del Censo Agropecuario Nacional 2022 (CAN 2022), las comunidades indígenas cuentan con fincas agropecuarias en 12 departamentos del territorio nacional y ocupan unas 659.910 hectáreas. En cantidad, se registraron 4.958 fincas individuales y 252 fincas comunitarias.

La comunidad productiva se clasifica en cinco familias lingüísticas: Familia Guaraní, Familia Lengua Maskoy, Familia Mataco Mataguayo, Familia Zamuco y Familia Guaicurú.

Unas 3.990 fincas trabajan con cultivos temporales y 469 con cultivos permanentes.
En las fincas se producen los siguientes rubros agrícolas: algodón, sésamo, soja zafra y zafriña, trigo, caña de azúcar, maíz zafra zafriña, maíz chipa, pichinga y locro, mandioca,
maní, poroto, sandía, melón, batata, banano,yerba mate, piña, mandarina, naranjo y
hortalizas de huerta familiar.

Asimismo, producen ganado vacuno y porcino. Se registraron un total de 1.808 fincas con vacunos con distintos fines, ya sea cría, recría y engorde, tambo, genética y mixtos.

El trabajo de campo, sea agrícola, ganadero o forestal, fue y sigue siendo la fuente de trabajo para miles de familias de la comunidad indígena. “En el campo hay gente que quiere trabajar y salir adelante, pero falta más apoyo. Son personas de escasos recursos que no tienen en sus bolsillos dinero para comprar insumos o herramientas. Por ejemplo, una bolsa de maíz sale USD 100/150 y no pueden comprarla”, agregaba Leonardo Alfonso, joven productor de la comunidad Acaraymi de Alto Paraná.

En este contexto, recordaba la necesidad de más acompañamiento por parte de las autoridades públicas para la comunidad indígena, a quienes les falta asistencia técnica, inversión en insumos y maquinarias. “

Hoy los pequeños agricultores necesitan nuevas tecnologías, por ejemplo, fumigadores son algo que va a ayudar muchísimo”, dijo.

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