Solo seis de cada diez jóvenes latinoamericanos de entre 15 y 29 años de edad están estudiando o trabajando en el sector formal de la economía. Las barreras para poder emprender, la falta de formación y la posibilidad de caer en el sector informal son algunos de los desafíos a los que se enfrentan actualmente.

“Los jóvenes representan el futuro de la región”. Así inauguraba Guillermo Fernández de Soto, director para Europa de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, la presentación del informe ‘Perspectivas económicas de América Latina 2017: Juventud, Competencias y Emprendimiento’ en Casa América y llevado a cabo por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Dicha publicación recoge tanto las oportunidades como las amenazas que sufre la juventud latinoamericana una vez que terminan sus estudios a la hora de encontrar trabajo. “Hoy en día, los jóvenes no tienen una gran oportunidad para conseguir un empleo de calidad o de evitar caer en el terreno de la informalidad”, añadió Guillermo Fernández.

La revolución digital ha proporcionado enormes transformaciones en el mundo laboral, en la participación en la política e incluso en las características con las que se definen a las ciudades. Es por ello que habría que fomentar una educación basada en las nuevas tecnologías para preparar a estas generaciones  al terreno laboral que les espera. En palabras del director de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, “habría que modificar la forma en la que se imparten las clases, la forma de educar a los profesores e incrementar el uso de las aulas digitales”.

“Un 40% de los jóvenes latinoamericanos no está estudiando ni trabajando en el sector formal

Ángel Melguizo, economista jefe de la Unidad de América Latina y el Caribe para el Centro de Desarrollo de la OCDE, y Germán Ríos, director corporativo de Asuntos Estratégicos de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, fueron los encargados de presentar los resultados obtenidos en el informe. “Lo realmente preocupante es que un 40% de los jóvenes latinoamericanos de entre 15 a 29 años no está estudiando ni trabajando en el sector formal de la economía”, añadió Ángel Melguizo.

Esta situación se incrementa en los hogares pobres que tienen menos de cuatro dólares diarios, donde siete de cada diez jóvenes ni trabaja en el sector formal ni estudia. Además, se planteó un problema más relevante aún: una vez que se comienza en el sector de la informalidad económica es muy difícil comenzar a trabajar en el sector formal. De hecho, acorde con los datos obtenidos, solamente dos de cada diez personas que tienen su primer trabajo informal pasan a un trabajo formal.

Se necesita un mayor apoyo del sector público y privado

El 25% de las personas que deciden empezar a emprender ha sido por necesidad y solo una de cada diez obtiene al menos una cuarta parte de sus ingresos de otro país. Es por ello por lo que se necesita fomentar las políticas de apoyo al emprendimiento de alto crecimiento, las políticas de habilidades de captación y mejorar la educación.

Una mirada al futuro con esperanza

A pesar de la incertidumbre económica actual y de las posibles mejoras que se pueden llevar a cabo, la situación en América Latina es mucho más favorable que hace 20 años. En 1994 la población latinoamericana que se encontraba en el umbral de la pobreza era de un 45,8% mientras que en la actualidad es de un 28,2%. El desempleo también ha descendido en 2,4%, pero el cambio económico más significativo ha sido la inflación: América Latina ha pasado de tener una inflación de un 186% hace 20 años a un 5% en la actualidad.

“Además posee una deuda externa relativamente baja, solamente de un 40%, aunque ha tendido a aumentar en los últimos años”, comentó Germán Ríos durante su intervención. Esta deuda externa se cubre en cierta medida gracias a la IED (inversión extranjera directa), por lo que se puede decir que la región depende en gran medida del ahorro externo, y no tanto del ahorro doméstico.

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