Un estudio publicado por la aseguradora alemana Allianz muestra cómo la riqueza financiera de los holandeses se ha disparado hasta superar los 160.000 euros per cápita. «La brecha de riqueza en Europa se ha ampliado en la última década. Los activos de los hogares han crecido más rápido en los países más ricos, sobre todo en los Países Bajos, mientras que los países del sur de Europa están rezagados, tanto de niveles de riqueza como de crecimiento de la misma».

La riqueza financiera es la suma de todos los activos financieros que poseen los hogares (depósitos, acciones, bonos, efectivo…). Casi todos los países del norte de Europa (salvo Finlandia) ya acumulaban un valor superior en activos respecto al sur antes de la Gran Recesión. Sin embargo, tras la crisis las diferencias se han ensanchado considerablemente.

Normalmente, unos niveles de renta (variable de flujo o las gotas del grifo) más altos suelen permitir unos niveles de riqueza también más elevados (variable de stock o el agua que se acumula en la bañera) a través de una mayor capacidad de ahorro. No obstante, resulta llamativo cómo esta brecha se ha disparado en los últimos diez años, generando una división más grande entre el norte y el sur de Europa y dejando a los ciudadanos de los Países Bajos como los grandes vencedores.

En 2019, los activos financieros per cápita en Francia fueron de unos 86.000 euros, justo por encima de los 80,000 euros de los alemanes. Las tasas de crecimiento compuesto de la riqueza desde la Gran Crisis Financiera también han sido muy similares en ambos países: 4,3% anual compuesto en Alemania en comparación con el 4,2% en Francia. «Esto coloca a ambos países en el mediocampo de Europa, muy por delante de Portugal y España, pero también muy por detrás de Países Bajos y Bélgica», sentencia.

«Finlandia es la excepción a la creciente divergencia: en 2019 se acercó mucho a Italia, lo que refleja un ritmo de crecimiento impresionante. Hay que tener en cuenta que en 2008, los activos financieros per cápita de los hogares finlandeses estaban muy por debajo de los de los italianos», destacan los expertos de Allianz. Italia era uno de los países más ricos de Europa hace unas décadas, pero el estancamiento económico ha ido dejando atrás al país transalpino.

La riqueza per cápita de los finlandeses ha crecido a un ritmo anual compuesto del 4,6%, mientras que la de los Italianos avanzó solo un 0,85%. Esto junto a una mayor tasa de ahorro ha llevado a que los finlandeses pisen los talones a los italianos en cuanto a riqueza financiera se refiere.

Los que menos crecen

En la parte baja de la tabla aparecen Grecia, España y Portugal. Los españoles tienen activos financieros acumulados por valor de 49.282 euros, lo que deja un crecimiento de la riqueza del 1,8% anual. Los portugueses atesoran 41.748 euros, con un aumento del 2,2% anual. La última plaza la ocupan los griegos (no están incluidos en la muestra de Allianz) con una riqueza de 23.324 euros por persona. La distancia es considerable respecto a los países del norte. Pero quizá lo más llamativo es la tendencia que se observa desde la crisis 2008-2009.

En el caso de Grecia, el país que sufrió con mayor fuerza la crisis de deuda soberana en 2011, la riqueza per cápita ha caído desde 2008, un fenómeno que no se observa en ningún otro país. Según los datos que publica trimestralmente Eurostat, en 2008 cada griego tocaba a una riqueza de 27.373 euros, frente a los 25.000 euros de hoy. Así, desde la Gran Recesión la riqueza financiera (no tiene en cuenta la vivienda, por ejemplo) per cápita de los griegos ha caído a un ritmo anual del -1,45% (tipo de interés anual compuesto). Por el contrario, la riqueza financiera de los holandeses ha avanzado un 5,37% anual (interés anual compuesto), desde los 90.000 euros de 2008 hasta los 160.000 euros actuales.

Ahorro e inversión bien realizados

¿Por qué la evolución están tan dispar dentro del área monetaria? La riqueza financiera en los países puede incrementarse por un mayor aumento de la renta y del ahorro en unos países que en otros y por los cambios en los precios de los activos. Por ejemplo, si la economía de Alemania crece más que la de España y encima los germanos ahorran más, el resultado es una brecha cada vez mayor en la riqueza. Si a esto se suma que las acciones, bonos o depósitos en los que invierten los germanos suben de precio o dan una rentabilidad vía interés o dividendos mayor, la brecha aún puede crecer más.

Los expertos de Allianz explican que las grandes diferencias se producen sobre todo la tasa de ahorro y por la evolución del precio de los activos. La rentabilidad por dividendos o por intereses no genera apenas diferencias por su escaso peso en la riqueza total. Mientras en que Austria y Alemania entre un 11 y un 13% del aumento de la riqueza se debe a la subida de precios de los activos (la bolsa, por ejemplo), en los Países Bajos esto supone un 77%. «En otras palabras, en Austria y Alemania, casi el 90% del crecimiento de la riqueza se debe a los esfuerzos de ahorro personal, mientras que en los Países Bajos (pero también en Finlandia) se debe en gran parte al auge de los precios de los activos».

«Lo que se esconde detrás de estas sorprendentes diferencias es simplemente la estructura de la cartera: una mayor proporción de productos que podrían beneficiarse del auge de la renta variable en la última década ha sido decisiva para obtener una alta rentabilidad. Esto se aplica principalmente a Finlandia, que tiene, con mucho, la proporción más alta de acciones cotizadas y no cotizadas (un 33% de la cartera), y los Países Bajos, cuyos hogares, como resultado de unos planes de pensiones ocupacionales cuasi-obligatorios que tradicionalmente poseen una alta proporción de acciones y que suponen el 61% de sus activos financieros», señalan los analistas de Allianz.

En el otro extremo de la escala se encuentran Portugal y Austria, donde más del 50% de los activos financieros consisten en efectivo y depósitos bancarios. En cuanto a la estructura de la cartera, las diferencias entre Francia y Alemania también son reveladoras: los hogares alemanes tienen una proporción significativamente mayor de efectivo y depósitos bancarios (+12 puntos porcentuales), pero una proporción menor de acciones y fondos de inversión (-2,4pp).

En el caso de España, alrededor del 40% de la riqueza financiera está en activos y depósitos, mientras que las acciones y las participaciones en fondos de inversión suponen alrededor de un 35%. Un 10% está en fondos de pensiones, un 10% en seguros y el resto en bonos. Esta composición de la cartera le ha permitido a los españoles obtener unos rendimientos medios simples (no compuestos) de más del 3% cada año.

Fuente: eleconomista.es

 

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