La incertidumbre económica mundial tras el covid está provocando que la ‘fábrica del mundo’ reciba menos pedidos. Cada dato que se conoce constata que las exportaciones de China a Occidente siguen menguando, según El Economista. El caso es especialmente significativo con EEUU. La situación no ayuda precisamente a una China que busca desesperadamente que su economía no entre en barrena y da una pista del escenario global que se avecina. La otra ‘cara de la moneda’ es una alteración en el comercio mundial y en el mapa de unas rutas marítimas que se habían convertido en tradicionales.

Los gestores logísticos estadounidenses se preparan para los retrasos en la entrega de mercancías procedentes de China a principios de enero, como consecuencia de la cancelación de salidas de los buques portacontenedores y de las prórrogas de las exportaciones por parte de los transportistas marítimos. Estos últimos han estado ejecutando una estrategia activa de gestión de la capacidad anunciando más salidas en blanco (canceladas) y suspendiendo servicios para equilibrar la oferta con la demanda.

«El incesante descenso de las tarifas de los contenedores procedentes de Asia, provocado por el colapso de la demanda, está obligando a los transportistas marítimos a anular más salidas que nunca, ya que la utilización de los buques ha alcanzado nuevos mínimos», explica Joe Monaghan, director general de Worldwide Logistics. Y es que las cifras son palmarias: los pedidos de fabricación de EEUU en China han descendido un 40%, según los últimos datos del mapa de calor sobre las cadenas de suministro que elabora la CNBC estadounidense. Como resultado de la disminución de los pedidos, Worldwide Logistics espera que las fábricas chinas cierren dos semanas antes de lo habitual para el Año Nuevo Lunar chino -la víspera del Año Nuevo chino cae el 21 de enero en 2023-.

Compartir