La banca española es la más castigada por las nuevas reglas de solvencia ya que estará obligada a partir de ahora a emitir deuda anticrisis capaz de asumir pérdidas por más de 61.000 millones de euros para cumplir con el MREL, un cómputo cuyas condiciones aún se están debatiendo en Europa, según publica hoy El Economista.
En esta coyuntura, el conjunto de entidades europeas, partiendo de una muestra de los 60 mayores bancos, tienen un nivel de MREL inferior al requerido en 195.000 millones, por lo que las necesidades de los españoles suponen casi un tercio del total continental.
Estos nuevos productos encarecerán los costes de financiación de todo el sistema, ya que los intereses que reclaman los inversores son superiores al exponerse a posibles minusvalías futuras, lo que drena la capacidad de aumentar la rentabilidad. De hecho, en los últimos años tanto el mercado como los supervisores han dudado de la resistencia de las entidades de menor tamaño a la hora de emitir estos instrumentos, por lo que han apremiado a una oleada de fusiones en el Viejo Continente.
El informe de BBVA Research calcula que las necesidades de híbridos para el conjunto del sector en Europa alcanzaría los 526.000 millones en el caso de que las exigencias sean las más duras posibles. En este caso, el servicio de estudios del grupo español sostiene que el mayor déficit lo tendrían los bancos franceses, con una necesidad de emisión de 168.000 millones. En este escenario, los españoles deberían lanzar bonos subordinados y convertibles por importe de 84.000 millones. En relación con el tamaño y los riesgos, los griegos, portugueses, irlandeses y españoles cuentan con los déficit más elevados de todos el sistema continental.