La inflación circula tan de prisa que, si la quiere alcanzar, la Reserva Federal de EEUU tendrá que pisar más a fondo el acelerador. Si en la reunión de marzo, el organismo accionó el pedal por primera vez en 39 meses hasta los 25 puntos básicos de subida, enseguida los analistas pusieron la mira en los 50: los consecutivos acelerones tendrían que ser del doble. Cuando el ‘conductor’ de la Fed, Jerome Powell, aceptó al fin ayer la cifra de 50, varios acompañantes de su ‘vehículo’ y no pocos analistas le ven directamente teniendo que ‘quemar rueda’ y poniendo el ‘velocímetro’ en los 75 puntos básicos en próximas reuniones. No se veía un acelerón tan grande de golpe sobre las cuatro ruedas de la Fed desde 1994, según publicó hoy viernes El Economista.

Las ya repetidas advertencias de recesión no están frenando de momento las declaraciones de unos miembros de la Fed que siguen confiando en un ‘aterrizaje suave’ de la economía más allá de las subidas de tipos. La inflación por encima del 8% y el riesgo de que se produzca una espiral de precios-salarios con un mercado laboral claramente tensionado tras la pandemia parecen pesar más por ahora.

Los mercados ya descuentan diez subidas de 25 puntos básicos (incluyendo la de marzo). 2022 acabaría con una subida total de 250 puntos básicos hasta el entorno del 2,5%, no vista en un mismo año desde el feredio 1994. El último año en el que hubo más endurecimiento fue a principios de la década de 1980, cuando Paul Volcker estaba al frente del banco central.

Lo que ocurrió en 1994 fue que EEUU salía de una recesión y la economía se empezaba a recuperar. Aunque la inflación se situaba en un 2,5%, unos años de tipos bajos entonces (en torno al 3%) habían disparado a Wall Street. Los rendimientos de los bonos empezaron a subir con fuerza a finales de 1993 en previsión que una economía en auge iba a disparar la inflación. El entonces presidente de la Fed, Alan Greenspan, se asustó y subió por primera vez el precio del dinero en varios años. El daño a los bonos fue considerable, pero Greenspan redobló la apuesta y llegó a convocar en abril una infrecuente reunión de urgencia para seguir subiendo los tipos. Ahora, 28 años después, el factor inflación es más acuciante.

El debate

Este listón es el que ha hecho que las subidas de 75 puntos básicos entren en el debate. En un alarde de concisión, los analistas de Bank of America (BofA) Securities titulan su último boletín semanal así: «Los 75 son los nuevos 25». Si hasta hace unas semanas se especulaba con subidas de 25 puntos básicos hasta final de año (quedan seis reuniones del FOMC), ya se están empezando a valorar las de 75 cuando apenas ha dado tiempo a digerir las previsiones de 50. Fue el presidente del Banco de la Reserva Federal (Fed) de San Luis, James Bullard, el ‘halcón’ por antonomasia del FOMC, quien a principios de semana dijo que no se podían descartar aumentos de 75 puntos básicos de  golpe.

Los analistas de UBS no descartan ni mucho menos «una subida de 75 puntos básicos; eso solo depende de la evolución de la inflación y el crecimiento económico, y de si el FOMC decide que es necesario restringir el crecimiento y anclar las expectativas de manera adecuada para que la inflación vuelva a bajar». Desde el banco suizo explican que la reunión de mayo puede ser el cónclave más ‘hawkish’ de todo el ciclo de endurecimiento monetario. Por un lado, está la posibilidad de que se suban los tipos los 75 puntos básicos y, por otro, ese mes se iniciará el quantitative tightening o reducción del balance, cifrado en 95.000 millones por mes, un ritmo intenso.

Más lejos van otros analistas como los de Nomura, que ven a la Fed elevando los tipos en 75 puntos básicos tanto en la reunión de junio como en la de julio, después de una de 50 puntos básicos en mayo. «Nuestro equipo estadounidense ha cambiado su opinión sobre la Fed», ha explicado Rob Subbaraman, jefe de investigación de mercados globales de Nomura, a Bloomberg. «Ahora esperan que el FOMC se adelante aún más a las subidas de tipos, con el fin de que el tipo de los fondos vuelva a ser neutral lo más rápidamente posible para evitar una espiral precios-salarios».

Estas prisas apuntalan la tesis de no pocos analistas que cuestionan con crudeza la actuación de la Fed de 2021 a esta parte: ha sido demasiado tiempo con la inflación enviando señales de alerta sin que la Reserva Federal cambiase una coma de sus medidas de emergencia. Los tipos han permanecido en cero y las compras mensuales de bonos en 120.000 millones, mientras que la inflación superaba el objetivo del 2% de forma clara.

La Fed ha querido dar rienda suelta a la recuperación económica y la economía ha terminado sobrecalentada. Ahora toca revertir estas políticas en meses y comenzar a anunciar que el tono de la política monetaria podría empezar a ser restrictivo más pronto que tarde (llevar el tipo de interés que maneja la Fed por encima del tipo de interés neutral).

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