Las actas de la última reunión del BCE de diciembre ponen de relieve que el organismo estudia un endurecimiento de la política monetaria para reflejar las mejores perspectivas de crecimiento de la zona euro. El euro reacciona con fuerza y sube más de un 0,5%. También los bancos se apuntan a las subidas. Los inversores están anticipando el fin del programa de compras de deuda que se había comenzado a reducir este año, informó este jueves El Economista.

El BCE añade más leña al fuego al cambio de ciclo de la deuda con el mensaje lanzado en las actas de la última reunión. La institución monetaria ha introducido en su comentario que su «lenguaje», discurso, debería adaptarse a «la nueva orientación de la política monetaria» y a las mejores perspectivas económicas para principio de este año.

El anuncio solo se refiere a la comunicación que debe realizar el BCE, pero los inversores lo están leyendo como que la entidad prepara el fin de programa de compras de deuda este año, después de que el pasado mes de octubre anunciara la reducción a la mitad.

El consejo del BCE que decide la política monetaria de la zona euro se encuentra enfrascado en un intenso debate de cuándo y cómo se comienza a retirar de forma definitiva los estímulos. El ala dura, liderado por Alemania, quiere que se ponga fecha para concluirlo en septiembre; mientras la vertiente más dovish, con Draghi a la cabeza, quiere vincular el fin de las medidas extraordinarias a que la inflación alcance el objetivo del 2%.

Resistencia de Draghi

El presidente del BCE se mantuvo firme en su discurso del mes de diciembre pese a las críticas y al buen tono de la economía para mantener el apoyo el tiempo que fuera necesario, hasta despejar cualquier duda. Pero el resto de miembros del BCE discutieron abiertamente un cambio del mensaje pensando en un al alza a largo plazo de los tipos de interés, que se encuentran ahora mismo en mínimos históricos. El programa de compra de deuda ha tenido su importancia en la crisis para eliminar el riesgo país y controlar el exceso de las rentabilidades de la deuda europea, pero está perdiendo eficacia como herramienta política con los tipos en cero.

«A medida que se avanza hacia un ajuste sostenido de la inflación, la importancia relativa de la orientación de las tasas de política aumentaría», citan las actas, en las que se reconoce que la relajación de las condiciones financieras extra laxas están perdiendo justificación.

Las minutas sugieren que se está imponiendo relato más duro de los países del norte para retirar la condición de compras ilimitadas de activos hasta que la inflación regrese al objetivo.

Riesgo de burbujas

Lanzado hace tres años, el programa de compras de deuda redujo el coste de endeudamiento de Estados y empresas, evitando la amenaza de deflación y colocando al crecimiento en su mejor momento desde la crisis de deuda soberana.

El Quantitative Easing europeo está entrando en un terreno peligroso con la economía de la zona euro creciendo al mayor ritmo desde que estalló la crisis financiera en 2008. Está aumentando el riesgo de que el precio de algunos activos haya entrado en fase de burbuja.

El BCE ha arrancado este año reduciendo a 30.000 millones la potencia de compra, una decisión que fue tomada en octubre, y que no supone reducir el balance de la entidad. Aunque finalmente se ponga fin al programa de deuda, no se espera que el BCE toque tipos hasta entrado 2019.

Pero los críticos dicen que el esquema ha seguido su curso y, en un período por encima del crecimiento tendencial, los costos de endeudamiento artificialmente bajos arriesgaron más daño que bien al inflar las burbujas de los precios de los activos.

Con una facturación de 30.000 millones de euros al mes hasta finales de septiembre, los inversores esperan que las compras de bonos finalicen este otoño después de un breve período de reducción. Pero las tasas de interés, aún en territorio negativo, no se espera que aumenten hasta mediados de 2019.

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