Guerra comercial EE.UU. – China inunda reservas vacías de gas en Europa y precio baja hasta un 42%
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Tras dos inviernos en los que Europa se ‘salvó’ por las suaves temperaturas, todo parecía indicar una crisis del modelo gasista del Viejo Continente. El frío volvió con toda su intensidad y se mezcló con un «Dunkelflaute», un fenómeno que impide la generación eólica. En resumen, según una publicación del diario español El Economista, los almacenes del continente europeo se vaciaron a un ritmo preocupante y los precios se duplicaron respecto al año anterior. Con esta situación y la necesidad obligatoria (por legislación Europea) de llenar los tanques al 90% antes del 1 de noviembre el mercado se rompió, disparando incluso más el megavatio y creando el temor de una espiral alcista imparable. Sin embargo, la guerra comercial lo ha cambiado todo y, sumada a la respuesta de Europa a esta crisis, ha llegado un auténtico desplome que ha borrado el problema de un plumazo, al menos por ahora.
El TTF holandés, que actúa como la referencia del continente, se encuentra ya en los 33 euros por megavatio hora. Esta cifra supone una caída del 42% desde los máximos de febrero, en el peor momento de la crisis. Sin embargo, los precios actuales son inexplicables sin la guerra comercial. Desde la imposición de los primeros aranceles el precio ya ha caído un 20% en menos de dos semanas. Esto sin las perspectivas que se han generado en el mercado sería inexplicable dado que las reservas están peligrosamente cerca del 35% cuando, a estas alturas el año pasado superaron el 60%. Con todo, los precios todavía son dos euros más caros que los que había el año pasado por estas fechas.
¿Qué es lo que está pasando? La realidad es que está dándose un triple golpe que está afectando a los precios. El primero y el más obvio es que las empresas están descontando una demanda global mucho menor de gas con los aranceles, paralela al golpe económico que seguirá a la misma. Según el FMI solo el 10% de aranceles estadounidenses y las medidas contra China ya en activo (suponiendo que EEUU nunca reactive los aranceles generales que anunció el día de la Liberación) supondría un golpe para el PIB mundial del 0,5% durante 2025 y 2026, siendo del 1% para EEUU.
Un tsunami de gas desde China
Desde Julius Baer defienden que esta es una de las claves para explicar lo que está sucediendo. «La explicación obvia son las preocupaciones económicas y la perspectiva de un menor crecimiento, y por ende, de la demanda energética». Sin embargo, la misma firma señala que hay un motivo mucho más poderoso que está moviendo los precios: el agrio enfrentamiento de EEUU con China ha generado un tsunami de oferta que solo tiene Europa como posible destino.
«El mercado mundial de gas natural se ha convertido en un lugar de alta competencia muy diferente a lo que había hace unos años» explica Julius Baer. Y, en ese contexto, «la disputa comercial de EEUU con China provoca un potente desvío de cargamentos desde China hacia Europa, algo que se suma a un EEUU que ha retirado los límites que impuso Biden a las exportaciones de GNL».
Actualmente EE.UU. tiene en su hoja de ruta un arancel del 145% sobre los productos chinos, en tanto que China ha impuesto un 125%. En ese sentido ambos han entrado en una espiral destructiva que ha provocado que, aunque Trump haya pospuesto 90 días los mayores gravámenes contra el planeta, los haya dejado contra el gigante asiático. El gas ha jugado un papel capital en todo este proceso pues este y el petróleo fue unos de los primeros gravámenes que Pekín puso sobre la mesa ya en febrero. Con la escalada se ha bloqueado el comercio energético casi por completo.
En declaraciones a elEconomista.es Antonio Aceituno, CEO de Tempos Energía, explica que el giro asiático es el factor fundamental. «Estamos ante un giro de 180 grados que viene de la oferta, no de la demanda», defiende el analista. «En los últimos 12 meses hubo más de 60 envíos constantes de GNL de EEUU a China, ahora han parado por completo, la guerra ha desacoplado por completo estos dos mercados». En ese sentido «ahora los barcos de EEUU se dirigen hacia la UE».
Y no es solo que los pedidos de EEUU se encuentren con un cliente menos, sino que China está teniendo que revender baratos los contratos que ya había comprado. «Con los aranceles numerosos contratos que eran rentables pasan a Europa por un precio muy por debajo del mercado». En ese sentido «Europa, que se encontraba ante un enorme problema, se ha visto de golpe totalmente inundado de gas».
Sin embargo, Aceituno señala que la geopolítica es traicionera. «Estamos ante un giro radical de los acontecimientos por el choque EEUU-China, que se ha convertido en el tercer golpe de suerte para el mercado de gas europeo tras dos inviernos suaves». Sin embargo, «si hay un acuerdo entre ambas potencias todo se dará la vuelta rápidamente». El experto incluso ve que la situación puede empeorar para Europa pues el gas puede convertirse en una moneda de cambio en las negociaciones y Pekín, aceptando comprar muchos más envíos de GNL estadounidense, puede volver a dejar a Europa expuesta muy rápidamente».
El giro político de la UE
Sin embargo, aquí es donde entra el tercer estacazo, la UE viendo el problema que se había generado hasta que irrumpió la guerra comercial ha puesto encima de la mesa importantes cambios legislativos. Desde Bruselas han querido mandar un mensaje al mercado, esa obligación del 90% ya será como hasta ahora. En 2022, en lo peor de la desconexión del gas ruso tras la invasión de Ucrania y ante el peligro real de que se llegase a invierno sin gas suficiente, se impuso este límite para forzar que sea al precio que sea, se comprase suficiente energía como para afrontar los peores meses del año. Ahora, con este mínimo obligatorio más relajado, las firmas europeas tienen mucho más margen para negociar y no verse obligadas a comprar con grandes primas.
Lo que se ha propuesto es claro. Desde la UE van a votar próximamente un cambio de paradigma que se aplicará para 2026 y 2027. De momento ya hay luz verde del Consejo de Europa, que lo anunció en un comunicado el pasado viernes. Ahora solo queda que el Parlamento Europeo lo vote favorablemente. Según el mismo se dará una capacidad de desviación de 10 puntos porcentuales en ese límite de llenado. Es decir que para cuando sea la fecha límite los tanques pueden estar al 80% de capacidad.
Esta ha sido la medida más llamativa pero no la única. Para empezar se han eliminado por completo todos los requisitos de llenado intermedios. Hasta ahora había fechas clave en las que había que cumplir con los niveles de almacenaje como en mayo o septiembre. Estas quedan totalmente fuera de la ecuación. Por su parte también se ha extendido el tiempo de llenado. Ya no hará falta que sea el 1 de noviembre, puede ser entre el 1 de octubre y 1 de diciembre. Un límite mucho más flexible que hasta ahora de 60 días, en vez de una fecha concreta.
Desde Tempos dan por hecho que esta medida es fundamental para los precios actuales. El motivo es claro, «están mandando un mensaje al mercado de mayor flexibilización». Es por ello que aunque las medidas se apliquen más tarde, los vendedores saben que no se enfrentan a empresas forzadas por la UE a comprar a cualquier precio, sino que podrán acudir más cómodamente. Particularmente en un año en el que se espera un gran superávit.
Estos tres nuevos paradigmas han provocado que Julius Baer cambie su previsión de precios y que ahora solo espera 27,5 euros de media para el megavatio hora. Por su parte desde Tempos dicen que mientras se mantengan los aranceles de China «sigue totalmente asegurando un techo de 35 euros». Sin embargo, advierte de que seguimos ante un equilibrio muy delicado en el que un tweet de Donald Trump puede cambiarlo todo. La volatilidad seguirá reinando en un mercado que, como tantos otros estos días, parece sesgado hacia el caos.