BBVA estaba dispuesto a presentar una oferta vinculante para tomar el control del Popular, pero el abrupto fin de la liquidez de la entidad y el consiguiente anticipo de los planes de intervención dejaron al banco sin tiempo material para poder realizarla. Botín, tras la compra de Popular: «No hicimos ofertas, el BCE nos pidió ayer que entraramos en la subasta».
Según aseguran fuentes financieras, la decisión sobre la necesidad de intervenir el Popular, ante la falta de una solución privada y la considerable fuga de depósitos, se toma el sábado 3 de junio.
Durante ese fin de semana, se piden datos a la entidad sobre el proceso de prospección que estaba llevando a cabo para su venta y se invita a varios bancos españoles, entre ellos BBVA, Santander y Sabadell, a que realicen ofertas vinculantes por el banco que entonces presidía Emilio Saracho.
El tiempo apremia y se concede un plazo corto para la presentación de las propuestas. El Frob, que es el organismo colaborador y ejecutor de las decisiones de la Junta Única de Resolución europea (JUR), quiere que el viernes ya se cuenten con las ofertas de las entidades interesadas para realizar la intervención y posterior venta durante el fin de semana siguiente, es decir, entre los días 10 y 11 de junio.
Sin embargo, el rápido deterioro del banco trastoca estos planes y fuerza a adelantarlos. El martes a las tres de la tarde el Popular comunica que se ha quedado sin liquidez y poco después el BCE habilita la intervención del banco al declarar que «Popular ha fallado o está a punto de fallar». En ese momento el JUR lanza todo el proceso y se vuelve a pedir a las entidades que presenten, de forma inmediata, la oferta de compra. A esta llamada apresurada sólo responde el Santander, mientras BBVA, que al igual que su rival estaba estudiando concluir su oferta el jueves, declina seguir adelante.
El consejero delegado, Carlos Torres, afirmó ayer en Santander que el banco decidió no presentar una oferta por el Popular por la elevada exposición inmobiliaria y porque su modelo pasa por la tecnología y la digitalización, lo que «exige una valoración extraordinariamente exigente», dando a entender que la posible adquisición no reportaría la rentabilidad deseable.
El número dos de la entidad azul indicó que «no tiene ninguna espina clavada» por el hecho de que su principal rival, el Santander, se haya hecho con el grupo que presidía Emilio Saracho.
La adjudicación al Santander se decidió apenas hora y media antes de que abrieran las oficinas del Popular el miércoles. En el visto bueno a la entidad adquiriente intervino el BCE y el Banco de España, cuyo comité ejecutivo se reunió a las seis de mañana. A las siete la decisión se comunicó al Santander.
«El Banco de España no participó»
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha eludido responsabilidades en la quiebra del Banco Popular ya que ha defendido que la institución que dirige ni era supervisor de esta entidad ni tampoco tuvo poder en la decisión de venderlo al Banco Santander por un euro.
Durante su intervención ante la Comisión de Economía, Industria y Competitividad para explicar el Informe Anual 2016 de la institución, Linde ha recordado que desde noviembre de 2014 el Banco de España no es supervisor de las entidades financieras «significativas», cuyo supervisor es el Banco Central Europeo (BCE), del que depende el Mecanismo Unico de Resolución (MUR).
Asimismo, tampoco es «autoridad de resolución», competencia que corresponde a la Junta Unica de Resolución (JUR), en la que, ha apostillado, el Banco de España «ni siquiera participa en esas reuniones, más que como observador».
Fuente: El Economista