La crisis sanitaria mundial de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) nos ha brindado un momento para reflexionar sobre las cosas que apreciamos de verdad y nuestras necesidades más básicas. Este tiempo de incertidumbre nos ha ayudado a reavivar nuestro reconocimiento por algo que a menudo damos por supuesto, y algo de lo que muchos carecen: la alimentación.

La alimentación es la esencia de la vida y la piedra angular de nuestras culturas, y comunidades. Preservar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos es, y seguirá siendo, una parte esencial de la respuesta a la enfermedad por coronavirus (COVID-19), especialmente para los más pobres y vulnerables del mundo, que son los que más han sufrido el impacto de la pandemia y que se verán más afectados por las perturbaciones económicas derivadas.

En un momento como este, es más importante que nunca reconocer la necesidad de apoyar a nuestros héroes de la alimentación, agricultores y trabajadores de todo el sistema alimentario, que garantizan que los alimentos lleguen de la granja a la mesa, incluso en medio de perturbaciones sin precedentes como la crisis actual de COVID-19.

En coincidencia con el tema escogido este año para el Día Mundial de la Alimentación por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un grupo de mujeres feriantes de San Juan Nepomuceno, departamento de Caazapá presentarón el aporte que realiza el Comité Ka’avo a la producción de alimentos sanos, nutritivos y de buena calidad contribuyen decididamente a la seguridad alimentaria de las familias.

La iniciativa se desarrolla dentro del proyecto “Fomentar en la producción sustentable de alimentos conservando los recursos naturales para comercialización y consumo, mediante las prácticas agroecológicas”. El mismo ha sido evaluado por la Coordinadora del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) junto con la representante de la Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social, como integrante de la Comisión Directiva del Programa de Pequeñas Donaciones que es coordinado por el PNUD.

El Comité presentó dicho proyecto para el desarrollo de la producción ecológica de tal forma a lograr alimentos sanos y nutritivos para las comunidades rurales y los habitantes de la ciudad, así también para garantizar la supervivencia de las tradiciones y el intercambio de experiencias, tanto como el desarrollo de nuevos métodos de cultivo para la producción de alimentos inocuos. De esta forma, los 19 integrantes del mencionado Comité, han apostado a la producción agrícola para proveer al mercado local de San Juan Nepomuceno.

Las integrantes de “Ka’avo” han señalado que el proyecto brindó importantes aportes a los integrantes del grupo, en el mejoramiento y conservación del suelo, lo que ha llevado a mejorar la producción, mayor conocimiento sobre la producción agroecológica, y un hecho de suma relevancia que es el involucramiento de los hijos de los productores, para ello pretenden ampliar los días de exposición y venta de los productos, para que sean los jóvenes los que se hagan cargo del mismo. Además, con la situación que se está pasando, sin embargo de acuerdo a la planificación, han tenido producción en todo el tiempo, y las familias pueden contar con recursos todo el año y otorgan mayor bienestar a las mismas.

Cabe mencionar que el PPD, está coordinado por el PNUD, su lema es la de “Acción local, impacto global”, y organizativamente cuenta con un Comité Directivo voluntario compuesto por representantes de la STP, Infona, Mades, Fapi, Redespi y Pojoaju.

En cuanto a este 16 de octubre, desde la Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social (STP) destacan el esfuerzo y la resiliencia de este Comité de productores al cosechar alimentos saludables y dar continuidad al trabajo pese al contexto actual y la crisis existente a nivel mundial.

Este Día Mundial de la Alimentación se hace un llamado a la solidaridad mundial para ayudar a las personas más vulnerables a que se recuperen de la crisis y para hacer que los sistemas alimentarios sean más resilientes, y robustos de manera que puedan resistir el aumento de la volatilidad y los choques climáticos, proporcionar dietas saludables asequibles y sostenibles para todos, y medios de vida dignos para los trabajadores del sistema alimentario.

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