A medida que EE.UU. corona su expansión económica más larga de la historia, un pilar que ha potenciado que el mercado alcista dure más de una década, muchos se preguntan si la fatiga acabará por hacer acto de presencia. Bien sean las guerras comerciales, la inversión de la curva de rendimientos o una posible burbuja en la deuda empresarial, los síntomas de sofoco se han convertido en una realidad, según publica este lunes el periódico español eleconomista.es.

Pero en esta recuperación anómala desde el revés de la crisis financiera y posterior Gran Recesión, la radiografía demográfica de la mayor economía del mundo podría convertirse en un importante colchón que mitigará los efectos que deje el próximo ciclo bajista, que algunos auguran llegará tan pronto como el próximo año.

La última encuesta realizada por la Universidad de Duke sobre las Perspectivas Globales de los Directores Financieros apunta que un 69% espera que la economía de EEUU encadene dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo a finales del próximo año. Una sensación que comparten los miembros de la Asociación Nacional de Economistas de Negocios que en su último sondeo estimaron que el riesgo de una recesión este año es solo del 15%, pero del 60% para finales de 2020.

Hasta la fecha, a la coyuntura económica derivada de siete años de tipos de interés a cero, tres rondas de compras de activos por parte de la Fed así como estímulos fiscales, el más reciente la reforma tributaria del presidente Donald Trump y los republicanos aprobada a finales de 2017, habría que sumar el impacto de la oleada de Baby Boomers que inician su retirada del mercado laboral. De hecho, las proyecciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) observan un duro ocaso en la fuerza laboral a mediados de la próxima década.

No obstante, en un extenso análisis realizado por economistas y estrategas de Morgan Stanley, la desconexión entre las proyecciones del censo de EEUU sobre el crecimiento de la población y las perspectivas de la CBO esconde un gran catalizador demográfico para la economía y la bolsa americana.

A partir de este año, la Generación Y, más conocida como Millennials, que alcanzan los 73 millones de personas, superará a los Baby Boomers, con 72 millones de personas. Más allá está la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) que suponen un 20% de la población estadounidense y en 2034 se convertirán en la mayor fuerza del mercado laboral, tocando techo en los 78 millones.

El crecimiento de la fuerza laboral aumentará más rápido que lo proyectado por la CBO, elevando el PIB potencial en alrededor de 0,2 puntos porcentuales en las décadas de 2020 y 2030″, destaca el equipo de economistas de Morgan Stanley, que señala como la población en edad de trabajar se expandirá superando así a otras economías del G-10 donde la tendencia media indica una reducción.

De esta forma, la población clave en edad de trabajar crecerá aproximadamente un 0,5% al año entre 2021 y 2027, para acelerar su ritmo hasta el 0,7% anual desde 2028 a 2033. Este avance es significativamente inferior al 2,2% de crecimiento anual registrado en la década de 1980, pero una mejora considerable del avance medio del 0,1% registrado en el periodo entre 2009 y 2018.

Importantes consecuencias

La situación, de materializarse, contará con importantes consecuencias para distintos sectores y activos. También para la bolsa. «Consideramos que las tendencias demográficas son positivas para las acciones estadounidenses en relación con las del resto del mundo a través de sus efectos potenciales en el crecimiento del PIB y la productividad de la fuerza laboral», explica Adam Virgadamo, estratega de Morgan Stanley.

En este sentido, el impulso llegaría respaldado sobre todo por un incremento en las ventas. Más allá del impacto directo en los ingresos, un aumento en la tendencia del crecimiento económico fomentará una expansión más sostenible y por encima del coste de la deuda, reduciendo los riesgos de caer en un escenario deflacionista. Este escenario también es estructuralmente alcista para el dólar a largo plazo.

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